Castillo de Moya

El castillo se alza en el extremo meridional de la alargada peña de Moya, a 1.149 m de altura, en el punto más estratégico. Se encuentra adosado a la muralla urbana desde cuyos muros comienza y termina. Se accede desde el interior de la villa medieval, a la que se puede llegar incluso con vehículos.

Su estado es bastante malo. Hasta hace muy poco tiempo era una completa ruina en total abandono. En el siglo XVI el castillo medieval fue convertido en palacio por el primer marqués de Moya. Palacio que se derrumbó en la década de los años 20 del siglo XX, formando un amasijo de escombros entre palacio y castillo. En el momento de nuestra visita (noviembre de 2023) se había reparado la entrada y los cubos adyacentes y se estaba en plena reparación de la gran torre del Homenaje, con un presupuesto de 200.000 € financiados por la Diputación. El resto de elementos, lienzos y cubos, seguían en peligroso equilibrio, con muestras de desplomes recientes.

Frente Norte. Donde se encuentra la entrada protegida por dos cubos.

El castillo visto desde el Noreste. Apreciamos los lienzos ruinosos del castillo, el albácar y el arranque de la doble muralla urbana.

Puerta del castillo, restaurada.

Castillo roquero con planta irregular adaptada al espacio disponible entre las rocas. Está separado de la villa urbana por un foso. El castillo en sí consta de varios salas y recintos, todos muy arruinados, a excepción de la torre del Homenaje, más un patio triangular y un gran albácar, al Sur. El castillo cuenta con una superficie aproximada de 1.760 m2 mientras que los recintos meridionales suman otros 6.800 m2 más. Toda la obra es de mampostería con algunos sillares en arcos, aspilleras y vanos. La puerta principal se sitúa en el lienzo Norte, en dirección a la villa, defendida por dos sólidos cubos cilíndricos en los que se abren varias aspilleras. Todo este sector ha sido restaurado. El interior es un amasijo de lienzos ruinosos, montones de escombros y vestigios de salas en las que prácticamente es imposible deducir sus funciones, a excepción del aljibe.

Al Sur del castillo propiamente dicho aparecen dos grandes recintos separados entre sí por un muro almenado en el que se abre una posible puerta. El recinto triangular está aplanado y debió servir como patio de armas, mientras que el otro es el albácar, refugio de rebaños y pobladores. El albácar contaba con una puerta independiente en su muro oriental, la Puerta de los Carros, ahora desaparecida, pues fue derribada para facilitar el paso de vehículos a motor.

El antiguo puente levadizo ha sido sustituído por un terraplén de piedras para poder cruzar el foso.

Cubo Noroeste.

Parte interna de uno de los cubos que defiende la entrada.

Se nota gran diferencia entre el sector restaurado y el que no lo está.

 

 

 

Lienzo Oeste.

 

 

 

El interior del castillo es una ruina total.

 

 

 

 

Sector Sur del castillo.

 

 

 

Aljibe.

Muro oriental del castillo. No presenta discontinuidad con el muro urbano por lo que son coetáneos. O bien, el castillo se construyó apoyándose en el muro urbano previo.

 

 

 

Zona Sureste. Toda en ruinas.

 

 

 

Muros escalonados del castillo. A la derecha, la carretera de acceso corta el muro del albácar.

Flanco meridional.

La gran torre del Homenaje, tiene una curiosa planta en forma de D, sin remate ni almenas, con 13 m de lado. Su planta es muy extraña en España, existiendo en contados lugares. Cuenta con dos entradas, una a través de una torre que conecta con el adarve de la muralla y desde allí por una pasarela metálica, donde antaño había un puente levadizo, se accede al interior de la torre, y otra lateral en la base por la que se accede a la planta baja, cubierta con bóveda ligeramente apuntada. En la estancia principal de la torre, que fue dividida en dos plantas con la construcción del palacio, se ha descubierto en la parte superior una decoración en almagra muy simple representando motivos florales. Sus muros son de  4 m de espesor. Cuenta con numerosos vanos, algunos abocinadas con arcos de medio punto y de gran tamaño. Por dentro poseía unos lujosos espacios dotados de cortejadores y chimeneas. Fue reducida su altura durante las guerras carlistas pero está en proyecto volverla a su altura original. Estratégicamente es una unidad independiente de los recintos exteriores para aislarse en caso de problemas. 

 

 

 

Puerta de la torre.

 

 

 

Planta baja de la torre. Contrasta su pulcritud con el destruído exterior.

 

 

Esta es la entrada a las plantas superiores de la torre.

Imagen meridional del cerro de Moya.

Patio del castillo visto desde sus dos extremos.

Muro que separa el patio del albácar. Conserva varias almenas y el adarve.

Lugar donde estuvo la Puerta de los Carros (siglo XIV), al Sur, en el albácar del castillo. También es conocida como Torre de la Aduana. Fue derribada para permitir el tráfico de vehículos por lo que ahora es un simple boquete en el muro. No obstante, queda un orificio que podría  corresponder a la tranca que cerraba el portón.

 

 

 

 

Vista general del albácar.

 

 

 

Muro oriental del albácar.

 

 

 

Muro Sur del albácar. Observamos la gran altura sobre el entorno.

Frente meridional del castillo, con el muro del albácar en primer término.

Se cree que su origen se debe a 1215 cuando Enrique I de Castilla (1214-17) le entregó diversas propiedades y la misma Moya a la Orden de Santiago. Sus caballeros construyeron un primer castillo en el extremo (meridional) del recinto con el fin de crear el albácar (para la protección y resguardo de personas y ganados) aprovechando parte de la muralla del siglo XII. El último cuarto del siglo XV marcó su gran transformación cuando el primer Marqués de Moya, don Andrés Cabrera promovió la construcción de la torre del Homenaje y las barreras artilleras.

Vista oriental del castillo. Se aprecia como los muros paralelos de la cerca urbana no presentan variación en su fábrica con los del castillo.