Castillo de Morella

En un peñón rocoso, auténtica fortaleza natural, con forma de pirámide truncada. Estos cerros son llamados en el país “molas”, y ésta, la Mola del Castell, de 1.070 m. de altura sobre el nivel del mar, y a 86 por encima de la población, que se desparrama a sus pies. Morella forma con su castillo y murallas uno de los sistemas defensivos más espectaculares y admirables de España. Imprescindible su visita por cualquier castellólogo, turista, aficionado o cualquier viajero admirador de la historia y el arte. Está regulada su visita por el ayuntamiento.

Aunque hay algunos edificios reconstruídos, la ruina campa por doquier. No obstante, los restos nos permiten imaginar la gran fortaleza que debió ser.

Uno de los garitones del recinto exterior.

Los muros del segundo recinto se acoplan a las rocas.

 

 

Acceso meridional, con varias escaleras en zig-zag. Se aprecia la torre de la Pardala y la de San Francisco.

Gran castillo roquero con planta irregular dispersa y tres recintos más o menos concéntricos y escalonados. Ocupa una superficie de 2’10 Ha. El recinto inferior, al que se penetraba hasta hace poco a través del ruinoso convento de San Francisco desde el Sur, está separado de la villa por una muralla de forma semicircular con agudos salientes para el tiro de flanqueo, que discurre bordeando la roca. Entre el lienzo y las rocas queda un amplio camino cubierto aspillerado, que debió tener funciones de albácar. Este recinto es defendido desde arriba por varias torres semicirculares. Actualmente, debido a las obras de construcción del Parador de Turismo, se ha habilitado una entrada más hacia el Norte.

 

 

Cañón encontrado durante unas obras en el convento en el año 2005. Ahora se encuentra ubicado frente a la Puerta de los Estudios, de la muralla.

Camino cubierto aspillerado. Este muro comenzó a construirse en 1835 por el gobernador liberal Alcocer, con el objeto de proteger el camino del fuego artillero, pero fue terminada por Von Radhen, ingeniero carlista, en 1840.

Al segundo recinto o recinto medio se penetra por el Norte después de recorrer todo el recinto inferior. También está sometido al fuego superior. El camino de acceso forma varios zig-zags atravesando dos puertas defendidas por varios torreones semicirculares. Los lienzos se superponen en este sector de forma asombrosa, pues en algunos lugares se aprecian hasta cuatro líneas de muralla. Para llegar al segundo recinto propiamente dicho, el cual tiene forma de meseta circular rodeando el escarpe rocoso principal, hay que atravesar la puerta principal, con cuerpo de guardia y forma de torre y el escudo carlista encima del arco. En este recinto estaban los polvorines, almacenes, cañones, cuarteles y cuadras, y el célebre Calabozo del “Cadró”. Todo el borde rocoso está habilitado para posicionar artillería, pues estaba armado con 30 cañones, de los que aún pueden admirarse dos, totalmente abandonados.

Primera puerta. La primera y la segunda puerta formaban una unidad estructural. Parece que ya existían en el siglo XV, pero fueron totalmente reformadas por Von Radhen en el XIX.

Segunda puerta. Queda defendida por los dos cubos circulares que se observan en la imagen superior.

 

 

 

Camino de ascenso al segundo recinto, en zig-zag.

 

 

En primer término, la zona del cuerpo de guardia. Más arriba, por donde asoma la boca de un cañón, es la puerta principal.

 

 

 

Ruinas del cuerpo de guardia.

 

 

 

Murallas del segundo y del tercer recinto, vistas desde el camino cubierto aspillerado.

Puerta principal y gran cubo que defiende la curva del camino. La puerta fue una torre en el siglo XV, pero fue muy reformada para adaptarse a la artillería. El estado actual se debe a Von Radhen, en 1839.

 

 

 

Parte interna de la puerta principal. La puerta de la izquierda corresponde al aljibe, excavado en la roca en el siglo XIII. La bóveda que lo cubre es del XVIII. Todavía sigue en funcionamiento.

Garitón que defiende la entrada principal.

Horno o tahona.

Palacio del Gobernador, visto desde fuera y su interior, en las entrañas de la roca. Actualmente es utilizado como lugar de exposiciones.

 

 

Plataforma artillera.

Torre de la Pardala. Del siglo XIV, con su acceso de estilo gótico. Recibe este nombre porque aquí fue encerrada  por los franceses, en 1811, Josefa Bosch, La Pardala.

La guerrillera y patriota morellana Josefa Bosch, La Pardala, luchó contra las tropas napoleónicas de la misma manera que Agustina de Aragón, en Zaragoza. La Pardala estuvo encarcelada en el castillo por esconder a unos guerrilleros morellanos, como Antonio Falcó o José Millán. La torre donde pasó siete meses encarcelada fue bautizada con su nombre. Fue colgada por el cuello de un travesaño en el convento de San Francisco durante el gobierno del afrancesado Agustín Quinto, en el año 1811.

 

 

 

Acuartelamiento de tropa.

Estos dos son los únicos cañones que han quedado en el segundo recinto, de los 30 que había. Pertenecen a la Segunda Guerra Mundial y se colocaron aquí en 1957, cuando fueron donados por el Capitán General de Valencia, Miguel Abriat Cantó, hijo adoptivo de Morella.

 

 

Proyectiles de artillería y restos de granadas encontrados en el recinto del castillo y ahora expuestos en una de sus salas.

 

Imagen tomada desde la torre de la Pardala. En primer término aparece el cuerpo de guardia “El Catxo”, el cual protegía los calabozos y el acceso a la escalera de ascenso. A la derecha, quedan las ruinas de cuarteles de tropa. Y por encima, sobre la roca, el último recinto.

 

 

 

Prisión Real o calabozos de “El Catxo”. Situados en una grieta de las rocas, contaba con dos pisos. Aquí estuvo encerrado e  príncipe navarro Carlos de Viana, heredero de la corona aragonesa.

Calabozos y cuerpo de guardia de “El Catxo”.

Restos de otro cuerpo de guardia que protegía el paso hacia las plataformas artilleras de la explanada de San Pedro Mártir. Junto a la roca se ve la escalera de ascenso al recinto superior.

Garitón y muralla Oeste.

Explanada de San Pedro Mártir.

Recinto superior. El gran muro que se ve es el que delimita el cementerio.

Recinto superior, desde la explanada de San Pedro Mártir.

Por el Oeste, tras áspera rampa de empinados escalones, se llega hasta la puerta del castillo, ya en la parte más alta. A esta zona más elevada se accede a través de una escalera, que tiene 98 peldaños, que conduce a una puerta que da paso a la plaza por un pasadizo que desemboca en la plaza de armas. Forma un espacio más o menos llano de 60 x 30 m. con su patio de armas al que rodean diversas edificaciones: pabellón de oficiales, alojamientos de tropa, la torre Celoquia,  y en medio, un aljibe romano con el brocal del pozo renacentista y que todavía conserva agua. La torre Celoquia era una gran torre, construída en el siglo VIII por los árabes, que hacía las funciones del Homenaje con los cristianos. Fue reconstruída en el XVI y después destruída por el fuego artillero del general Elío en 1813, cuando estaba ocupada por los franceses. Por ello solo conserva su parte inferior. Tenía tres plantas, con bóveda la planta baja y la primera, y con cubierta exterior a cuatro aguas. No tenía escalera, y la comunicación interior se realizaba por los edificios colindantes. Tuvo en su sótano la capilla de Santa Bárbara y Santa Magdalena hasta el siglo XVIII, luego paso a ser un calabozo. El recinto superior ha sufrido grandes modificaciones a causa de las Guerras de Sucesión, Independencia y, sobre todo, las Carlistas, pues fue residencia de Cabrera, el Tigre del Maestrazgo. Y conquistado por los liberales tras cañonearlo.

Escalera de acceso al último recinto y más elevado. Contaba con dos tramos separados por un foso con puente levadizo, del que subsisten los goznes en el suelo. Actualmente, el foso ha sido rellenado, como se observa en la imagen de la derecha.

Puerta y túnel de acceso a la Plaza de Armas. Es una de las partes más antiguas del castillo. El tapial que se puede observar en el interior del túnel es del siglo XI, de época almohade.

La gran roca sobre la que se construyó el castillo ha estado ocupada desde la Edad del Bronce. Hubo una fortaleza romana cuyos muros y piedras fueron reutilizados para el castillo y murallas actuales. Los restos visibles actuales son árabes y cristianos medievales, pero con múltiples reformas de épocas posteriores. Perteneció a la taifa de Tortosa y al rey de Zaragoza, Almoctadir. Fue conquistado por el Cid en 1090, a raíz de la batalla de Teruel, pero lo tomaron los almorávides en 1103. En 1117 pasó a manos de Alfonso el Batallador. Tras la reconquista, los reyes cristianos habilitaron sus dependencias, entre ellas la torre Celoquia. En el siglo XV, Martín el Humano volvió a acometer reformas, entre ellas la del calabozo “El Catxo”. El castillo de Morella ha participado en todas las guerras, batallas y confrontaciones que han sucedido en el Reino de Valencia (guerras de la Unión, Germanías, Sucesión, Independencia y Carlistas) siendo atacado, bombardeado, sitiado, destruído y reconstruído varias veces.

 

 

 

Pabellón de oficiales.

Plaza de Armas. Es la parte más elevada del castillo, a 1.072 m de altura. Tiene unas dimensiones de 60 x 30 m. y este era el centro neurálgico. Todos los edificios existentes son posteriores a la gran destrucción que causó el sitio del general Espartero en 1840.

Torre Celoquia. Obra musulmana del siglo XI, muy reformada con la llegada de los cristianos. Formaba parte de las estancias reales de Jaime I. Fue destruída en 1813 por el general Elio en la Guerra de la Independencia.

Brocal renacentista de la cisterna romana. La configuración de todos los edificios estaba orientada a llevar el agua de lluvia hacia esta cisterna.

Torre de la Pardala.

A finales de 1837, Cabrera estableció el bloqueo de Morella, y seguramente se hubiera obligado a levantarlo de no ser por el valor temerario del catalán Pablo Alió, secundado por un puñado de valientes. El 25 de enero de 1838, aprovechando una noche sin luna y tempestuosa del invierno morellano, Pablo Alió y sus compañeros escalaron los muros del castillo penetrando de forma insólita por el agujero de un retrete. Consiguieron sorprender a la guardia y apoderarse de la fortaleza.

Lugar por donde Pablo Alió escaló la muralla. La de la derecha es la torre de la Pardala. En 2014.

El mismo lugar en 2021.