Castillo de Montornés

Se encuentra sobre una colina denominada Puigperdiguers, de 95 m. de altura y a un kilómetro al Suroeste del pueblo. En la misma colina se alza la ermita de la Virgen de Montornés. Se dice que esta ermita se levantó aprovechando la capilla del antiguo castillo y que lo único que queda de la obra original es un portal de medio punto tapiado. Portal que nosotros no tuvimos la suerte de encontrar.

Prácticamente desaparecido. Los restos del castillo son bastante escasos e impiden discernir la estructura o tipología del castillo.

Restos diversos del castillo.

 

 

Castillo montano de planta sorprendentemente regular para un lugar así, pues parece casi cuadrada, con unos lados de 30 m aproximadamente. Los muros conservados tienen un espesor de 90 cm. Su fábrica es la mampostería por hiladas trabada con mortero de cal pero en las esquinas aparecen piedras mejor escuadradas y de mayor tamaño. Aparte de los muros comentados, en el Suroeste existe una extraña construcción maciza de 5 m de altura.

El lugar de Puigperdiguers aparece documentado en el siglo XI (1066) en una donación en la que Ramón Berenguer I, conde de Barcelona, lo cedió a Ramón de Transunyer con la obligación de construir un castillo. En 1099 Ramón de Transunyer vendió los derechos que tenía en el castillo de Puigperdiguers o Montornés a Berenguer de Rajadell, y tiempo después, en 1173 un hijo o nieto del anterior, llamado Pons de Rajadell, y su esposa Guilla, lo vendieron con todos sus derechos y pertenencias. A partir de 1173 pasó a ser propiedad del Monasterio de las Santas Cruces. En 1259, el abad Berenguer Aimeric otorgó una carta de población a los habitantes de este lugar. En 1391 el monasterio compró al monarca Juan I la jurisdicción civil y criminal y Montornés quedó en poder de Santas Cruces hasta la extinción de los señoríos en el siglo XIX.  Durante mucho tiempo, Santas Cruces cultivó las tierras de Montornés como una granja del monasterio y tuvo delegado un mayoral que administraba sus heredades. El castillo fue destruido durante las Guerras Carlistas del XIX, quedando en estado de ruina total y abandonado desde entonces.