Castillo de Montesa

Coronando la peña rocosa que domina la villa. Es claramente visible desde la autovía y desde todo el valle del río Cañoles. Forma la estampa característica de la población, vista por innumerables viajeros a lo largo de la historia. El valle ha sido desde la prehistoria lugar de tránsito desde la costa hacia el interior, por ello cuenta con diversas fortalezas que aseguran su control y dominio (Játiva, Vallada, Mogente, Almansa) que aseguran su control y dominio, entre ellas, ésta de Montesa. Su acceso es sencillo, pues un camino señalizado lleva hasta su puerta.

Mal estado. Cuando fue abandonado ya no se reconstruyó. Solamente se han realizado algunas excavaciones esporádicas y superficiales. Somos optimistas, pues actualmente existen varios proyectos en marcha para su restauración que se van llevando a cabo poco a poco

Acceso al castillo, con la puerta y los dos puentes, ahora fijos y antaño levadizos.

 

 

 

La puerta de acceso desde el interior de la fortaleza.

 

 

 

Parte del claustro y, al fondo, la puerta.

 

 

 

Aljibe.

Gran castillo, considerado históricamente uno de los más fuertes del Reino. Por tamaño y por historia uno de los más importantes de España. Es una fortaleza de tipo roquero, con planta irregular alargada, más de dos veces más largo que ancho, y situado con orientación Noroeste-Sureste. Tiene una longitud máxima de 125 m. y una anchura de 60, con una superficie aproximada de 5.400 m2. Los muros se acoplan a las paredes lisas y verticales de roca, semejando una prolongación de las mismas. Esto lleva, en algunos puntos, a alcanzar una altura de más de 30 metros. Tuvo puente levadizo, hoy suprimido, defendido por una torre avanzada ante la entrada, también desaparecida, situada al Noreste, tras la cual hay un segundo puente que salva un foso excavado en la roca. La restauración que se ha realizado aquí ha desvirtuado la entrada original, pero aun así se puede adivinar la inexpugnabilidad del acceso. Contaba con un recinto previo o albácar, del que quedan algunos restos al Noroeste, en dirección a las casas. Aparece una poterna, cegada en la actualidad, en el extremo Sur. En nuestras primeras visitas en los años 2003 y 2010 su interior era un laberinto de ruinas, con muros de diversa factura y tamaño, subterráneos, montañas de piedras apiladas, escombros, todo un amasijo extraño en espera de que alguna excavación. En el año 2014 todo empezaba a tomar forma. Se pueden ver, ruinosos, el claustro, la iglesia, la sala capitular, recientemente restaurada, el palacio del maestre, cuarteles y la espaciosa plaza de armas, en la que podían formar 2.000 soldados. Esperemos que poco a poco, esta fortaleza sea recuperada y utilizada como ejemplo histórico y didáctico para generaciones futuras.

 

 

 

Ruinas del claustro en 2010. Obsérvese las bases de las desaparecidas columnas góticas.

 

 

 

El claustro en 2014.

Blasones y figuras esculpidos en los sillares del castillo.

 

 

 

 

 

 

Sala capitular.

 

 

 

 

Aljibe.

Castillo musulmán construído sobre restos romanos más antiguos. Fue levantado utilizando materiales del viejo “castrum” en el siglo X. De esta época se puede considerar la entrada en recodo y el albácar. Durante la Reconquista ocupó situación fronteriza y en él se refugió el caudillo Al-Azraq en guerra con Jaime I. Las luchas se prolongaron después de la muerte del rey en 1276. Se convirtió en centro y refugio de los musulmanes disidentes hasta que en abril de 1277, Pedro III el Grande consiguió tomar el castillo al asalto. En 1289, el rey Alfonso repobló con cristianos Montesa y Vallada. Montesa quedó incorporada al patrimonio real hasta 1317, fecha en que por deseo de Jaime II se creó la orden monástico-militar de Montesa, como sustituta en el Reino de Valencia, de la desaparecida Orden del Temple. Por tal motivo, el castillo fue reconstruído y ampliado, y la villa alcanzó gran prosperidad. El acto de donación tuvo lugar en 1319 y corrió a cargo de Vidal de Vilanova, el cual había intervenido como embajador del rey de Valencia ante el Papa Juan XXII en la fundación de la nueva orden. En 1347, la Orden de Montesa compró a Pedro el Ceremonioso numerosas villas y castillos, con los que la Orden pasó a ser dueña del Maestrazgo. Los Reyes Católicos incorporaron a la Corona todos los maestrazgos para cercenar el poder de las órdenes caballerescas, pero el lugarteniente de Montesa continuó con grandes honores y privilegios. 

 

 

Frente Sur, en el que se aprecia claramente cómo se acoplan los sillares sobre las verticales rocas, formando una prolongación de las mismas.

El 23 de marzo de 1748 un fuerte terremoto derrumbó gran parte del castillo, sepultando bajo los escombros al prior y varios novicios. El 1 de noviembre de 1755, durante la misa, un nuevo terremoto destrozó la iglesia que cayó sobre los fieles que llenaban el templo, provocando 22 muertos. Tras estos sucesos el castillo fue abandonado. Tras la Desamortización de 1835 se realizaron varias operaciones de venta, casi siempre entre caballeros de la Orden. En 1926 fue declarado Monumento Nacional y unos años más tarde se realizaron labores de limpieza y desescombro. Durante las décadas 50 y 60 del siglo XX, el castillo fue desvalijado, expoliado y saqueado, por personas e instituciones. Por ejemplo, la portada del palacio del maestre está integrada en el Palacio de la Generalidad de Valencia y la mayoría de elementos arquitectónicos fueron trasladados al Palacio del Temple y otros edificios de la Orden. Durante muchos años sirvió de cantera para los vecinos del pueblo. El marqués de Olivart fue el último propietario privado, pues vendió el castillo al ayuntamiento en 1970. En 1996 se realizaron trabajos de consolidación. Actualmente, existen varios proyectos de rehabilitación de sus dependencias.

Poterna cegada situada en el extremo Sur. Se aprecia la escalera tallada en la roca.

Ruinas de la torre Norte, que protegía el acceso por la puerta principal.

 

 

 

Frente Norte. Las paredes rocosas fueron talladas artificialmente para prolongar la verticalidad de sus defensas.

Otra muestra de cómo se adaptan los muros a las rocas verticales.

 

 

 

El castillo desde el Norte. Al fondo el valle del río Cañoles.

HISTORIA DE LA ORDEN DE SANTA MARÍA DE MONTESA: Tras el proceso promovido en Francia por Felipe el Hermoso contra la Orden del Temple, el Papa Clemente V suprimió dicha Orden en 1312. Ese mismo año el Papa concedió todos los bienes del Temple a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, reservándose los que tenía en los reinos de Portugal, Castilla y Aragón. Jaime II quiso fundar una orden que sustituyera al Temple en Aragón, y por dos veces envió embajadores al Papa pidiéndolo, pero Clemente V se negó. Una vez muerto, el nuevo Papa Juan XXII accedió a la petición de Jaime II, siempre que la orden llevase el título de Santa María de Montesa, y no el de Monterreal como quería el monarca. Los caballeros sanjuanistas se negaron a devolver los bienes del Temple, pero al final hubo un acuerdo y el 8 de junio de 1317, la Orden de San Juan renunciaba a todos sus bienes en el Reino de Valencia. La Orden de Santa María de Montesa nació bajo la regla del Císter y como filial de la de Calatrava, y su casa solar sería la villa de Montesa y su castillo. 

El 22 de julio de 1319, en la capilla del Palacio Real de Barcelona, en solemne acto y en presencia del rey Jaime II, juraron sus cargos el gran maestre Guillem d’Erill y 10 caballeros más. Para entrar en la Orden como caballeros se tenía que probar nobleza, ser caballeros, donceles, generosos o ciudadanos, y los clérigos, solamente limpieza de sangre. Los señores de Montesa quedaron incluídos en bailías y encomiendas (Cervera, Moncada, Sueca, Montesa, Ademuz, Alcalá de Chivert, Ares, Benasal, Culla, Montroy, Onda, Perputxent, Villafamés y Vinaroz). En 1393, siendo gran maestre Berenguer March, el Papa Clemente VII, le concedió la cruz flordelisada en negro, como propia de sus caballeros. Pero en 1339 se cambió por la roja de San Jorge, al fundirse la Orden de Montesa con la Orden de San Jorge de Alfama, según concesión de Benedicto XIII. En 1587 Felipe II incorporó a la Corona el título de Gran Maestre de Montesa. El XIV y último Gran Maestre fue Pedro Luís Galcerán de Borja y Castro-Pinós, por incorporarse la Orden a la Corona, pero la casa central de la Orden continuó en el castillo de Montesa hasta ser destruído por los terremotos. Los religiosos supervivientes se trasladaron al antiguo edificio del Temple en la ciudad de Valencia. En el año 1835, al declararse extinguidos los señoríos territoriales, la Orden de Montesa, quedó reducida a una corporación nobiliaria de carácter honorífico. En 1931, al proclamarse la República, las órdenes militares fueron suprimidas.

Frente Oeste.

MAESTRES DE LA ORDEN

I-Guillemd’Erill

II-Arnau de Soler

III-Pere de Thous

IV-Ximén de Thous

V-Berenguer March

VI-Romeo de Corbera

VII-Gilabert de Montsavin

VIII-Luís Despuig

IX-Felipe de Aragón y Navarra

X-Felipe Vivas de Cañamás

XI-Francisco Sanz

XII-Francisco Despuig

XIII-Francisco Lanzol de Romaní

XIV-Pedro Luís Galcerán de Borja

Grabado del castillo de Montesa realizado en 1877.