
El castillo visto desde el Oeste, desde la ermita de Santa Bárbara.
Se localiza ocupando la cima de una pequeña colina arcillosa que domina desde el Este a la población. Se accede a él desde varios puntos a través de las calles del pueblo. Su ubicación es un lugar privilegiado pues desde él se domina la red de fortificaciones que jalonan el valle del Vinalopó y controla la vía de comunicación desde este valle hacia Jumilla y el interior peninsular.
A excepción de la torre queda muy poca cosa. Lamentablemente, el tipo de suelo en el que se asienta ha generado deslizamientos y desprendimientos de sus laderas, en especial en la vertiente Sur. En la ladera Norte, antiguas extracciones de yeso incontroladas han afectado a sus muros.

Exterior e interior de la gran torre, posible Homenaje.


Flanco Norte de la torre.
Castillo montano de planta poligonal ligeramente triangular, adaptada al perfil de la colina donde se asienta. El recinto ocupa una superficie de 900 m2, con unas dimensiones de 40 x 30 m. y aunque ahora tiene una superficie lisa, deben quedar restos de sus dependencias ocultas por escombros y derribos. Lo más destacado, por no decir lo único, es la torre cuadrangular, sita en la vertiente Noroeste, posible Homenaje, de la que quedan en pie parte de sus tres lados. Mantiene una altura de 7 m. los tres inferiores de mampostería y el resto de tapial, aunque actualmente esto no se aprecia al haber sido enlucida con cemento como actuación de emergencia ante inminentes derrumbamientos. El grosor de sus muros es de 1’20 m. y ocupa una superficie de 25 m2. En la cara Oeste de la torre existe un ventanal abocinado al interior, parcialmente sellado en época reciente. En el extremo Este queda un cubo circular muy arruinado y lienzos del muro en diferentes puntos. Uno conserva 3 m. de altura. A excepción de la torre, todo lo demás es de mampostería. Parece ser que la entrada principal estaba al mediodía. En este lugar se han recogido fragmentos cerámicos de la Edad del Bronce, platos almohades del siglo XII, cerámicas de Manises del XIV y fragmentos de jarras bajomedievales.

Imagen meridional.


La colina del castillo vista desde el Norte.
Se cree que el castillo fue construído por los almohades a finales del siglo XII. Lo cierto es que la primera noticia documental en que aparece Monóvar, es cuando quedó incluído dentro del señorío del infante don Manuel. Durante la reconquista, formó parte del reino de Castilla, al ser conquistado por el infante Alfonso, futuro Alfonso X el Sabio. Al poco tiempo, los moros se sublevaron, siendo Jaime I quién lo reconquistó y, noblemente, lo devolvió a Alfonso. Según el Pacto de Elche (1305) las fronteras se modificaron, quedando Monóvar en tierras del Reino de Valencia y siendo repoblado con catalanes. En 1328, Alfonso II donó la villa a su consejero Gonzalo García. Durante la Guerra de los Dos Pedros, el ejército castellano arrasó estas tierras. En 1471, el señorío fue vendido a Pedro Maza de Lizana, señor de Mogente. Sus sucesores donaron Monóvar, con su castillo y sus tierras a Fadrique de Portugal. Más tarde, pasó a los duques de Híjar, quienes lo conservaron hasta la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz en el siglo XIX.
Restos del lienzo Sur, muy maltrecho

