En la parte alta del pueblo, probablemente donde se alza el depósito de agua y alrededores. Se encuentra desaparecido por completo.


Lledó perteneció a la encomienda de Calaceite, y, por orden de Alfonso II, estuvo bajo la jurisdicción de la orden de Calatrava. En 1205, Rolando de Cambrils y Dalmacio de Cañelles recibieron por parte de la Orden Calatrava el castillo de Calaceite, donde se incluían los términos de Lledó y Arens. Más tarde, en el año 1029, Martín Martínez, el cual ejercía como maestre de Alcañiz, entregaba el territorio a Pedro II, y este pasaba más tarde a manos del obispo de Tortosa, Gombaldo de Santa Oliva, con el objetivo de reactivar su repoblación. Años después, las tropas de Jaime Ram ocuparon y redujeron este pueblo de Teruel, que se había sublevado apoyando al príncipe de Viana, en la lucha que mantenía éste con su rival Juan II.