Se levantó sobre los restos de la antigua ciudad romana de Libisosa, en un cerro cónico de suaves laderas rodeado por el río Lezuza, de escasas aguas. Su acceso es sencillo, incluso con vehículo.
Muy mal estado. Tan solo queda la torre del Homenaje, que se hundió en 1985. En la actualidad se ha reconstruido en parte, quizá como consecuencia de las excavaciones que se llevan haciendo desde varios años atrás en las ciudades ibéricas y romanas, o quizá para evitar que caiga lo poco que queda. Dicha reconstrucción tiene muy poco de histórica, con exceso de materiales modernos.
El cerro del castillo visto desde el Oeste.
La torre del Homenaje desde varios ángulos. Se aprecian los paramentos originales y las zonas reconstruidas.
En esta imagen se ve parte de la galería, milagrosamente conservada, que rodeaba los muros de la torre.
Castillo montano construído por los árabes con planta irregular. Prácticamente tan solo se conserva la torre del Homenaje, con tres plantas y gruesos muros. La parte inferior es maciza. El edificio tiene planta cuadrada (13 m. de lado). La altura de la pared que se conserva es de 12 m. En 1806, Antonio de Vegas dice que tiene 30 varas de elevación (24’9 m), y Madoz, en 1845, dice que cuenta con 20 varas de altura (16’6 m). El deterioro y la pérdida de altura han sido constantes desde hace siglos. Los muros inferiores tienen 2,50 m. de ancho. Se comenta que existen fotografías anteriores a 1985 en las que se observa el castillo antes de su derrumbe pero no las hemos encontrado. Tenía seis aspilleras en cada uno de los frentes, tres inferiores y tres superiores, y la puerta de acceso estaba situada al Sur. Parece que la planta baja se cubría con bóveda de cañón. Desconocemos la existencia de almenas. Toda la obra está hecha de mampostería con argamasa (piedra del terreno unida con mezcla de cal y tierra). En las esquinas aparecen algunos sillares procedentes de los edificios de la antigua colonia romana. Se habla de dos piedras de sillería almohadillada romana que aparecen en la parte inferior de la pared que da a la vega, pero no las encontramos.
Arranque de la bóveda de cañón que cubría la planta baja.
La torre sobre los restos romanos.
Los árabes estuvieron habitando estas tierras desde el año 755 (fin del Condado de Teodomiro) hasta el 1213, en el que Lezuza fue conquistada por las tropas castellanas. En los días siguientes a la conquista de Alcaraz, que tuvo lugar el 23 de mayo de 1213, las tropas de Alfonso VIII tomaron otros lugares en manos de los musulmanes, entre ellos Lezuza. Pero los moros en Lezuza hicieron feroz resistencia Los cristianos al atacar destruyeron gran parte de la ciudad, quedando en pie la mezquita (antigua iglesia de Santa María Luciana) y el castillo, cuyo alcaide, un moro llamado Abu-Khar lo rindió a condición de que los cristianos respetasen la vida de los vencidos y les dejasen marchar a Alcaraz, y llevar consigo diversos objetos. Tras ser liberada Lezuza por las tropas de Alfonso VIII, ésta quedó incorporada a Alcaraz como una de sus aldeas. El castillo se convirtió entonces en un baluarte defensivo para sofocar las incursiones musulmanas y después para defender estas tierras de las apetencias del Marqués de Villena. A principios del siglo XV la ciudad de Lezuza, que entonces estaba ubicada en torno al castillo, fue castigada por una terrible epidemia de peste que diezmó a la población, y obligó al resto de supervivientes a trasladarse de este lugar al actual emplazamiento. El Concejo de Alcaraz concedió en 1411 a los lezuceños y a cuantos quisieron ir a poblar el nuevo sitio una carta puebla por la que se les eximía a los nuevos moradores durante diez años de pagar todo tipo de tributos. Los problemas fronterizos entre el Concejo de Alcaraz y el Marquesado de Villena aumentaron. El poderío y la codicia de uno de sus marqueses, don Juan Pacheco, hizo que las aldeas de Lezuza, El Bonillo, Munera y Villanueva pasaran a depender del marquesado en el año 1440. El monarca castellano Juan II confirmó tales adquisiciones el 26 de octubre de 1440. Los marqueses de Villena continuaron con sus correrías y en el año 1471 tomaron hasta la propia ciudad de Alcaraz. Lezuza perteneció al Marquesado de Villena durante 35 años.
En la única pared original del castillo quedan dos saeteras.
A mediados del siglo XV el castillo todavía era una obra de interés, aunque la población ya no estaba en el cerro, pero era un punto estratégico de vigilancia y control del territorio, ya que Don Juan Pacheco dejó en testamento a su hija Doña Inés “el castillo de Lezuza”. Cuando estalló la Guerra de Sucesión en Castilla (1474-1479) entre los partidarios de la Beltraneja y los de Isabel la Católica, los alcaraceños vieron la ocasión de escapar del yugo del Marquesado de Villena apoyando la causa de los Reyes Católicos, puesto que Don Diego López Pacheco, entonces Marqués de Villena, apoyó a la Beltraneja. En marzo de 1475, los vecinos de Alcaraz sublevados contra el Marqués y apoyados por tropas de los Reyes Católicos consiguieron derrotar al Marqués y recuperaron Alcaraz y sus aldeas, entre ellas Lezuza. Una orden dada por la reina Isabel la Católica el 16 de noviembre de 1475 en Valladolid, devolvió legalmente Lezuza al Concejo de Alcaraz. Pero al estar en poder del hijo de don Juan Pacheco, nuevo marqués, tuvieron que arrebatárselo por las armas, lo que provocó la destrucción de la fortaleza a causa de la dura resistencia de los villenistas. El Marqués de Villena aunque derrotado por los Reyes Católicos, no cesó en su empeño de recuperar las tierras que había perdido, y después de reorganizar sus tropas se apoderó de algunas poblaciones de las que había sido despojado por el poder real. Lezuza tampoco se vió libre de las iras del Marqués, por eso la reina Isabel la Católica, que de regreso de uno de sus viajes a los campos de Granada acertó a pasar por tierras lezuceñas, deteniéndose en lo que hoy es pedanía de La Yunquera, donde pernoctó, aprovechando su estancia, los de Lezuza y otras poblaciones cercanas le informaron de las intromisiones del Marqués, por lo que la reina ordenó la demolición de varios castillos, exceptuándose el de Lezuza, respecto del cual firmó un decreto en Medina del Campo con fecha 4 de enero de 1481, ordenando la conservación de este castillo. Lezuza seguirá perteneciendo al Concejo de Alcaraz hasta 1553, año en que Carlos I de España otorgó a Lezuza el título de “Villa”, segregándola de Alcaraz. Años más tarde Felipe II confirmó la autonomía municipal de la villa. A partir del reinado de los Reyes Católicos el castillo dejó de tener interés militar. Desde entonces el castillo de Lezuza cayó en el olvido.
Cerro del castillo. Por debajo de la torre aparecen las zonas en excavación. En primer término las casas de la población.