
El cerro del castillo visto desde el Cortijo Valdivia.
Sobre un cerro cónico de 428 metros de altura situado a tres kilómetros al Sur del pueblo. Es el monte más alto del término, por lo que es visible a gran distancia, aunque los restos del castillo son tan escasos que son imperceptibles. No cuenta con caminos ni senderos y se encuentra en el interior de una finca ganadera donde pastan reses bravas. Lo máximo que nos podemos acercar con vehículo es hasta el Cortijo Valdivia. Luego hay que continuar andando y exponerte a lo que venga.
Muy mal estado. Apenas quedan algunos restos de los cubos y la torre del Homenaje.
Torre Noreste, la mejor conservada de todo el conjunto.


Restos de la torre Norte.

Aljibe.
Castillo montano de planta irregular adaptada al espacio disponible, con dos recintos concéntricos. Cuenta con una anchura máxima aproximada de 70 metros por una longitud de 97, lo que lleva a encerrar una superficie de 4.500 m2 aproximadamente. Sus restos son muy escasos, pero se pueden apreciar muros de, al menos seis cubos cuadrangulares en el recinto exterior, lo que permite seguir su perímetro. El recinto interior, más elevado y pequeño, cuenta con unos gruesos y sólidos muros que podrían pertenecer a la torre del Homenaje en su parte más alta, un aljibe bastante acolmatado y unos muros caídos que deben ser de algún cubo. El monte, cubierto por pastos y encinas dispersas, presenta dos escalonamientos claramente artificiales que corresponden a los lugares por donde discurrían las murallas. La fábrica es homogénea en todos los restos, es decir mampuestos de rodeno, algo mejor escuadrados en las esquinas, trabados con mortero de cal.


Restos de la posible torre del Homenaje, con el mojón del vértice geodésico.


Cuando se hace referencia a la villa de Valverde, se cuentan gran cantidad de hechos de armas, batallas y sitios, a pesar de estar situada en una hondonada y no reunir condiciones defensivas válidas. Creemos que la villa primigenia debió estar a la sombra del castillo, en sus laderas, participando de todos los hechos de armas, y solo cuando fue destruida por última vez, se edificó de nuevo en el lugar actual, dejando el castillo roto y olvidado. Es difícil pensar que una fortaleza de esas dimensiones, junto a la frontera portuguesa, con una gran vida guerrera e involucrada en todos los conflictos fronterizos, haya llegado a desaparecer casi por completo de no haber sido por una destrucción sistemática.

Cima del cerro del castillo. Entre la vegetación se observan algunos de los muros.
Perteneció como aldea a Badajoz desde el siglo XIII. En el año 1385 se produjo la contienda entablada entre Castilla y Portugal, que culminó con la derrota de Juan I de Castilla por el Maestre de Avis, luego Juan I de Portugal, en Aljubarrota, de cuya batalla se libró de morir don Pedro Nuñiz de Godoy, Gran Maestre de la Orden de Santiago que huyó hacia Valverde de Badajoz, donde se refugió y donde fue esperado por el enemigo donde lo apresaron y dieron muerte junto a sus acompañantes. La condición de pueblo fronterizo directo con Portugal provocó que a lo largo de los siglos XIV y XV se sucedieran las incursiones y escaramuzas entre portugueses y castellanos en las que Valverde estuvo por medio. Para restablecer la concordia se concertó un encuentro en Badajoz el año 1481, si bien debido a las reticencias de los portugueses de celebrarlo en esta ciudad luego se realizó en Almendral, aunque sin llegar a ningún acuerdo, y posteriormente en Valverde de Leganés, donde finalmente se firmó la paz. En la negociación participaron los obispos de las principales ciudades de ambos países, entre ellos el pacense, más la infanta lusitana Doña Beatriz, que tras la firma de la paz se retiró a Badajoz, donde permaneció unos días agasajada por la ciudad.
Restos de una de las torres, parcialmente derrumbada.

El 17 de septiembre de 1641, durante la Guerra de Restauración Portuguesa, los castellanos fueron rechazados en su ataque a Olivenza, teniendo que refugiarse en Valverde, por lo que los portugueses atacaron Valverde, pero el conde de Monterrey les infringió una contundente derrota. En 1643, el general portugués Martín Alonso de Mello alcanzó una sonada victoria contra los castellanos en la villa de Valverde contando con unos 3.000 infantes y unos 500 caballos formando tres escuadrones y dirigiéndose a la localidad. Los vecinos, que serían unos 400 (1.800 habitantes), contaban con 600 infantes y 200 caballos y habían fortificado la villa pero fue inútil ya que todas las viviendas de la villa se fueron tomando una tras otra matando a muchos mientras se hicieron camino hasta el Fuerte de la Plaza de la iglesia que no lograron conquistar. Robaron y saquearon el pueblo matando un gran número de hombres y mujeres de tal manera que quedaron tan resentidos y recelosos los moradores de la villa que decidieron abandonarla durante largo tiempo (26 años). Poco tiempo tuvieron los valverdeños de reponerse de la derrota pues tan sólo 30 años después del final de este conflicto, a principios del siglo XVIII y debido a la Sucesión de la Corona Española, se produce una nueva situación de guerra que provocó de nuevo el temor de los habitantes que mayoritariamente volvieron a abandonar la Villa durante unos ocho años (1704 hasta 1712). Ya en 1801 el territorio extremeño se vio aumentado con la incorporación de Olivenza, lo cual supuso para Valverde un alivio porque desde este momento dejaría de ser frontera directa con Portugal, dejando su puesto a la vecina población. En 1808 se declaró la Guerra a los Franceses (Guerra de la Independencia) creándose un Ejército de Defensa de Extremadura. Valverde fue atacado varias veces por las tropas francesas y, finalmente, ocupado. El 18 de febrero de 1810 se produce la acción de Valverde de Leganés, en la cual el guerrillero Morillo cayó sobre 900 jinetes franceses que pernoctaban en el pueblo, infiriéndoles más de cien bajas. Doña Catalina Martín López de Bustamante, se distinguió en la acción de Valverde de Leganés obteniendo el grado de alférez de caballería. Un año después, Valverde participó en la preparación de la Batalla de la Albuera acogiendo el 13 de mayo de 1811 al contingente militar y a los jefes del ejército, que se reunieron en la casa número 9 de la calle de las Torres en la que como Cuartel General, el General Castaños, el mariscal Beresford y los generales Wellington y Scout trazaron el plan de operaciones y firmaron las capitulaciones a las que se comprometían ambos ejércitos.