Del castillo tan solo quedan estos restos en su frente Norte.
Está situado sobre una roca en medio del casco urbano, a espaldas de la iglesia y a la entrada del pueblo, pero prácticamente ha desaparecido, pues solo queda un muro y parte de una torre. La construcción a finales del siglo XX de un depósito de agua en su recinto, destruyó casi la totalidad de los restos.
El cerro del castillo visto desde la entrada del pueblo.
Castillo roquero del que, debido a sus escasos restos, se desconoce su planta y características. El espacio disponible en la roca no es demasiado por lo que debió tener escasas proporciones. Tan solo ha llegado a nosotros, en su frente septentrional, un muro de mampostería y una torre (pentagonal según cuentan las crónicas) pero informe ahora debido a la contínua pérdida de materiales. Su fábrica es la mampostería pero tuvo sillarejo en las esquinas, pues todavía conserva algunos.
La torre todavía conserva algunos sillarejos.
En 1214 el castillo de Jorcas fue cedido a Sancho VII de Navarra. En 1285 ya pertenecía al obispado de Zaragoza. En el siglo XVI, el obispo Fadrique de Portugal, ordenó a los arquitectos Juan de la Mira y Juan Galí, que lo reformaran, pero éstos no creyeron conveniente gastarse dinero de tan arruinado como estaba y emitieron un informe desfavorable.
La colina del castillo se alza en medio del casco urbano.