Castillo de Jijona

Aspecto del castillo antes de su reconstrucción.

Sobre una cresta de roca caliza al Suroeste del casco urbano, del que lo separa una empinada ladera. En la otra vertiente de la cresta se abre un tajo vertical de más de 100 m. Su acceso es sencillo, pues se puede llegar con vehículo hasta una explanada situada junto a la Torre Grossa.

En nuestra primera visita en el año 2004 presentaba un lastimoso estado que pedía a gritos una intervención de consolidación para evitar la fuerte erosión que sufrían sus muros. Durante el año 2020 se tomó la decisión de solucionar dichos problemas, y para ello, se construyó un castillo nuevo. No hay que andarse con medias tintas.

 

 

Base alamborada de la torre de Santa Catalina, en el segundo recinto.

Castillo roquero de planta irregular alargada orientada de Norte a Sur. Tiene 160 m. de largo y 37 de anchura máxima, encerrando 5.100 m2. Castillo con tres recintos muy claros. En la parte superior se alza un recinto, posible celoquia o alcazarejo, con restos de una torre, que podría ser el Homenaje. Presenta una planta muy estrecha y alargada, en torno a los 40 m. y orientada también de Norte a Sur. Todo ello en tapial muy erosionado. A nivel más bajo se hayan los muros que encierran un segundo recinto, que empieza en la Torre de Santa Catalina, al Sur, y termina en la Torre Grossa, al Norte. Aunque en muy mal estado, se puede seguir su traza completa, e incluso se observa claramente su fábrica de mampostería. La Torre de Santa Catalina tan solo conserva su arranque alamborado, con fábrica de sillarejo.

Imágenes de 2010 y 2020.

El exceso de materiales modernos usados en la restauración del año 2020 es evidente.

 

La Torre Grossa, en el extremo septentrional, es la mejor conservada de toda la fortaleza. Por su gran tamaño, se le confunde con la del Homenaje, pero simplemente es debido a  su disposición en el punto más débil del castillo. Es de tapial, con 16 m. de altura y un grosor de sus muros de 1 m. Le falta el lienzo meridional, aunque posiblemente nunca lo tuvo.

Exterior e interior de la celoquia en 2010. Se observa su fuerte erosión.

 

 

 

La celoquia en 2021. En la parte inferior se ven claramente los muros de los otros recintos.

Extremo Norte de la celoquia en 2010.

Extremo Norte de la celoquia en 2021.

 

 

En primer término, espolón Sur. Por detrás asoma la torre de la Atalaya.

 

 

 

Lienzo que une el espolón Sur con el arranque de la muralla urbana.

 

 

 

La celoquia en el año 2021.

El castillo visto desde el Noroeste en 2010.

El castillo visto desde el Noroeste en 2021.

La primera noticia que poseemos de este castillo se la debemos al Tratado de Almizra (1244). Según este documento, el lugar y castillo de Xexona se encontraba en la frontera entre las Coronas de Aragón y Castilla. Pero con anterioridad, Xexona figura en un amojonamiento del límite del obispado de Denia, atribuido a Wamba. Jaime I conquistó Jijona en 1245, siendo el primer alcaide del castillo, Pelegrí de Baldoví en 1257. En 1268 se redactó un documento en el que se menciona la “Turrim novam maiorem” de este castillo. Desde 1245 hasta 1304, Jijona fue el límite meridional del Reino de Valencia, hasta que Jaime II le concedió el título de Villa Real, tras llevar la frontera del reino más al Sur. Con el terreno ganado se estableció la “Governació d’ella Xixona”. Pedro II cuidó especialmente de fortificar y guarnecer el castillo en 1338, temiendo una invasión musulmana que no llegó a producirse. En 1364 cayó en poder de Pedro el Cruel de Castilla, pero volvió pronto a Aragón, gracias al esfuerzo de un ejército formado por naturales de Penáguila, Alcoy y Cocentaina. Durante el siglo XV, Jijona amplió su jurisdicción mediante la adquisición a sus señores feudales de los lugares de Ibi y Torremanzanas. Durante la Guerra de Sucesión, a diferencia de otras poblaciones del Reino, apoyó a Felipe V, por lo que la villa y castillo fueron atacados por las fuerzas del Archiduque Carlos, siendo obligados a rendirse los sitiados en octubre de 1706. No obstante, más de 500 hombres lograron huir a las montañas, desde donde organizaron una contraofensiva ayudados por gentes de Villena, que culminó con la reconquista de villa y castillo. Esta valerosa actitud motivó a Felipe V a otorgar diversos privilegios a Jijona, además de concederle el título de Ciudad. El mismo rey dio al ayuntamiento la castellanía de la fortaleza, aunque obligándole en tiempos de guerra a que hubiera en ella un comandante militar. 

 

 

Vista desde el Este en 2010. Se aprecian con claridad los muros de los tres recintos, los lienzos de tapial de la celoquia y el arranque de la cerca urbana en el extremo inferior izquierdo.

 

 

La celoquia visto desde su extremo Sur en 2010.

 

 

 

La celoquia visto desde su extremo Sur en 2021.

 

 

 

Lienzo del segundo recinto, de tapial y mampostería.

 

 

Extremo Sur de la fortaleza, con el espolón, la torre de la Atalaya, el arranque de la cerca urbana y los muros de los tres recintos.

Vista oriental del castillo.