Los restos existentes hoy día se pueden observar en la calle del Calvario. Existen rótulos indicativos con la titulación de “Cripta”.
No queda rastro del castillo a excepción de un impresionante subterráneo al que, tras su primera excavación, se le dio el nombre de cripta, sin serlo, puesto que no se encontraron enterramientos. Por las pocas reseñas documentales que hay sobre este castillo, debió estar formado por una torre cuadrada o rectangular, posible Homenaje, y otra redonda, una gran estancia llamada sala y una bodega o cilla (silo) subterránea.

La estancia subterránea estaba debajo de la torre redonda y se cita como bodega en la toma de posesión de los comendadores en los años 1654 y 1739, aunque su construcción se realizó al mismo tiempo que el castillo, en el siglo XIV o inicios del XV. Su acceso original se haría desde la torre a través de unas escaleras, de las que se ha recuperado el pequeño tramo de inicio en el primer hueco de la derecha. No obstante, la entrada actual es moderna. Tiene una profundidad de 11’5 m con respecto a la superficie. El subterráneo tiene una peculiar planta que semeja la de una iglesia de la época, por lo que se denominó “Cripta” en lugar de bodega, silo o cilla que sería lo correcto, ya que su función sería la de almacenaje de víveres para los habitantes del castillo y de los diezmos recaudados en la zona. Tiene planta de nave única de tres tramos, con crucero acusado en planta y cabecera recta. En los laterales de los tramos de la nave abren pequeños huecos, o galerías, a modo de capillas laterales de escasa profundidad. Es una construcción enteramente de ladrillo, obra de alarifes mudéjares.

Tras la conquista cristiana de la zona, en la segunda mitad del siglo XII, por el rey Alfonso II el Casto, Jatiel pasó a pertenecer a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, dependiente de la encomienda de Samper de Calanda, dependencia que se mantendría hasta la desamortización de finales del siglo XIX. Se sabe que Fray Juan Jordán, prior mayor del convento de San Juan de Jerusalén, de Caspe, tomó posesión en 1394, del castillo y lugar de Jatiel y otras heredades.
