Castillo de Huélamo

 

 

 

Vista meridional del castillo.

Sobre un espectacular peñasco al Norte del casco urbano. Controlaba el antiguo camino de Cuenca hacia Albarracín. Existe un sendero habilitado para ascender hasta su cima.

Prácticamente desaparecido. Apenas algunos restos han quedado semiocultos entre las rocas.

 

 

 

 

 

 

 

Diversos fragmentos de muros en muy mal estado dispersos entre el montículo.

Castillo roquero de planta irregular acoplada a las peñas, auténtico nido de águilas. Lo cierto es que no queda mucho espacio en esta roca puntiaguda para levantar un castillo. La fortaleza en sí debió englobar mucho más espacio, quedando la roca como último reducto. Desconocemos si el sendero actual fue el primitivo camino para ascender hasta su parte superior. Se ven algunas paredes de mampostería que han perdido su capa exterior, tan reducidas, que es imposible deducir qué función tenían. En su cima aparece una especie de habitación de grandes dimensiones (7 x 5 m) identificado comúnmente como un aljibe, pero sus paredes son de mampostería, sin enlucido impermeabilizante.

 

 

El supuesto aljibe. Se advierte que sus paredes carecen de enlucido impermeabilizante.

Los principios del pueblo de Huélamo se pierden en los tiempos. En el año 672 de nuestra era, Huélamo formaba parte de la Diócesis de Valeria, según la Hitación de Wamba. El nombre de Huélamo ha sido pronunciado por cronistas e historiadores de la talla de El Dikr, cronista musulmán que intentó marcar los limites jurisdiccionales. Las primeras noticias documentadas sobre Huélamo aparecen en el año 711, año en que comienza la expansión musulmana por la zona conquense. Yahya primogénito de Musa ibn Sulayman de la dinastía de los Beni-d-ilnum, se confirmó en el 908 señor de Walmo, fortificando el castillo, y se hizo bandido, salteador de caminos, creando un pequeño señorío independiente, siendo reducido por las tropas gubernamentales del califato de Cordoba en el 933. Por el año 1175 sabemos por documentos que Fortún de Tena es poseedor del castillo de Huélamo y lo empeñó a Pedro Ruiz de Azagra que había constituido el señorío de Albarracín. Fue sede de la Orden de Santiago cuando la provincia fue conquistada por Alfonso VIII.  

Flanco Noreste.

Entre 1206 y 1210 Fernando González de Marañón, maestre de la Orden de Santiago, le concedió a la villa el Fuero de Uclés. En 1232 don Rodrigo, arzobispo de Toledo adjudicó diezmos de la iglesia de Huélamo al arzobispado de Albarracín-Segorbe. En 1260 se produjo el casamiento de don Juan Núñez de Lara con doña Teresa de Azagra, hija de Alvaro de Azagra pasando a su poder Albarracín y Huélamo. En 1312 Las tierras de Juan de Lara hijo son repartidas. Huélamo volvió a la posesión de la Orden de Santiago. En 1350 don García Fernández, maestre de la Orden de Santiago, cedió a García de Albornoz y a su hijo Fernando el castillo de Huélamo, debiendo de pasar a la Orden a su muerte. Alfonso XI obligó a firmar un préstamo al Maestre de la Orden de Santiago por el castillo de Huélamo. En 1376 se resolvió el pleito entre don Fernando de Osorio, Maestre de la Orden de Santiago, y don Fernando, arzobispo de Toledo, pasando a poseer la Orden de Santiago el castillo de Huélamo y no pagando al obispado de Sevilla. Durante años, la villa de Huélamo fue causa de disputas por su apreciado castillo, que tenía una estratégica y privilegiada posición, fronteriza entre Castilla y Aragón,  y su difícil conquista por su situación geográfica. Además la Orden de Santiago y diversas familias nobiliarias también sostuvieron disputas por su posesión a lo largo de los siglos. En 1430 el poder local se dirigió a la Corona, que por razón de guerra había ordenado evacuar los rebaños de las cercanías de los mojones del reino de Aragón, para que atendiese a la defensa de los confines castellanos con 100 hombres de armas situados en Huélamo, Poyatos y Beteta, asegurando así la supervivencia de las cabañas. Con fecha 24 de enero de 1448, el alcaide de Albarracín, con gente de a pie y de a caballo entró, en tierras de Cuenca y tomaron el castillo de Huélamo del que era alcaide Pedro Ruiz de Pliego, pero poco después don Juan Hurtado de Mendoza con gente de Cuenca y de Moya recuperaron dicho castillo haciendo prisionero al alcaide de Albarracín.

Lado Este.

Imagen Oeste.

Incluso en las relaciones mandadas por Felipe II se puede leer: » Fue su fundamento un castillo que hay encima de una peña muy alta en la ribera del rio Júcar; en cuyo castillo más hermoso que fuerte, hay un falconete pequeño de bronce, dos herriles, y algunos coseletes perdidos de orín; sin guardo de alcalde pero con casero. En la misma peña hay un aljibe con paredes de cal y canto, que pertenecería indudablemente al castillo».

El Señorío es incorporado a la Corona en el siglo XVI, más tarde pasó a la Casa de doña Inés de Zúñiga y Fonseca en 1554. El Señorío estará vigente hasta el siglo XIX en propiedad del Conde de Salvatierra y algunas en posesión del Vizconde de la Huerta. En épocas más cercanas la villa ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos aunque el castillo ya no interviniera en ellos, como el avance del ejercito de Napoleón por el valle del Júcar, destruyendo a su paso: ferrerías, batanes, ermitas, etc.; parecidos destrozos causaron las Guerras Carlistas. Durante el último siglo acaecieron algunos hechos dignos de citarse como la evacuación de toda su población durante los últimos meses de la Guerra Civil, la pérdida durante la contienda de una treintena de sus hijos o la muerte en enfrentamiento con la Guardia Civil de tres guerrilleros del “maquis”.