En la cima del cerro de Santa Ana, de 1.099 m. de altura, en cuya ladera Oeste se recuesta el pueblo. Su acceso no reviste complicaciones pues las mismas calles del pueblo llegan hasta él.
La torre ha sido reconstruída por completo sin apenas dejar nada original, y los lienzos del recinto siguen en completo abandono.
El cerro de Santa Ana visto desde el Sur. Se aprecia como es inaccesible por todos sus lados excepto por el Oeste.
Aquí, semioculto por los árboles, visto desde el Este.
Frente Oeste, totalmente reconstruído.
Castillo montano de planta bastante regular, por lo menos con los restos que se aprecian en la actualidad, aunque no es descartable que ocupara más superficie debido a la gran extensión de la cima aplanada de la colina. Su estructura es muy sencilla, pues está formado por una gran torre rodeada de un recinto. La torre es de planta rectangular (8 x 6 m) y mantiene una altura de 20 m desde la reconstrucción, a pesar de que se desconoce su altura original. Tampoco se sabe el número y disposición de sus pisos originales siendo, los que se pueden ver ahora, todos reconstruídos. La reconstrucción de la torre se hizo en base al muro que quedaba en pie, el muro Este. Se puede subir hasta su terraza rematada con almenas al haberse emplazado una escalera de nuevo diseño. En el flanco Este subsisten unos lienzos pertenecientes al recinto que rodeaba la torre, pero en muy mal estado. Han perdido los mampuestos exteriores que forraban el muro dejando a la intemperie el interior del mortero, por lo que se degrada muy rápidamente debido a los factores climáticos. Sin duda debió servir para vigilar las codiciadas minas de carbón y plata de Henarejos, explotadas desde tiempos romanos.
Flanco meridional. Se observa el cobertizo adosado.
Estado de la torre antes de acometer su reconstrucción.
Frente oriental. Es el único original. Extrañamente, no se derribó el cobertizo, durante las obras de reconstrucción.
Muro exterior.
Terraza almenada.
Neto aspecto moderno con entrada ajardinada.
Frente septentrional.