Apreciamos aquí los restos de los recintos y la maltrecha torre superior.
Sobre un cerro rocoso de 587 m. de altura que domina el caserío desde el Norte y, a su vez, controla el estrecho desfiladero que forma el río Guadalopillo. No presenta accesos, pero al estar la roca desnuda no hay excesivos problemas para llegar hasta él, a excepción de la empinada ascensión.
Muy mal estado. Apenas quedan escasos restos. El mortero de unión está completamente descompuesto y se deshace soltando las piedras que ruedan ladera abajo.
Imágenes de la primera línea defensiva. Este muro se sitúa al nivel más bajo.
La torre y la segunda línea de muralla, en primer término.
Castillo roquero de planta irregular, con dos recintos más la gran torre superior. El cerro donde se asienta presenta una empinada ladera en su vertiente meridional, mientras que en el resto del contorno hay escarpes verticales de muchos metros de altura. Cuanta con una superficie aproximada de 1.200 m2. Toda la obra es de mampostería gruesa unida con mortero, pero se deshace en cuanto la tocas, tal es su degradación. Los dos recintos están delimitados por dos muros que van de barranco a barranco. El muro inferior tiene un desplazamiento ligeramente curvo de unos 65 m. y se aprecian vestigios de dos cubos, uno circular y otro cuadrangular. El superior es rectilíneo y tan solo queda a nivel de cimientos.
La torre superior actualmente es de planta trapezoidal, con 12 m. de longitud, aunque está tan maltrecha que podría haber tenido medidas mayores, debido al material que ha perdido. Su parte superior está aplanada y existe un hueco que podría ser un aljibe.
La torre y restos del recinto superior.
Se observa la enorme degradación de la fábrica de la torre.
Plataforma superior de la torre.
En algunas fuentes se comenta que el castillo se levantó sobre una antigua torre romana, pero es muy probable que fuera obra de los árabes desde el principio. Foz-Calanda fue conquistado por los cristianos en 1119. La primera referencia documental de Foz-Calanda es de 1138, cuando el obispo de Zaragoza, Bernardo Jiménez, repartió las iglesias del reino. En 1202 se le concedió a Foz-Calanda su carta puebla, siendo señor de la misma Artal de Artusella. En 1284 Foz-Calanda pasó a pertenecer a la Orden de Calatrava, después de que ésta pagara 22.000 sueldos a María Ramírez, esposa de Pedro Ladrón de Vidaurre. El ministro Pascual Madoz, en 1845 comenta que ya solo quedaban fragmentos del castillo. No hay constancia que fuera utilizado en las Guerras Carlistas, por lo que debía ser una pura ruina en esos momentos.