Castillo de Ferrellón

 

 

 

Ferrellón visto desde el Sur, desde la Ferrera. Se puede observar la hendidura por donde está el acceso.

En las llamadas Peñas de Herrera, a unos cuatro kilómetros al Oeste del pueblo, en la misma raya con el vecino término de Añón. Ferrellón se encuentra a 1.463 m de altura. Este lugar es un impresionante nido de águilas, auténticamente espectacular, uno de los paisajes más soberbios de España. Su gran altura hace que sea visible desde muchísimos kilómetros manteniendo contacto óptico con todos los castillos de la comarca, y aún de más lejos. Existe un buen sendero (GR.90) que nos lleva hasta ellas después de larga caminata. Domina la entrada natural desde el Reino de Castilla por el barranco de Morana.

Prácticamente desaparecido. La mayoría de restos comentados por algunos autores en Internet hace algunos años, ya se han perdido, como por ejemplo, en la entrada, donde unos derrumbes han sepultado los restos de la puerta.

Peñas de Herrera, desde el Oeste. A la derecha, puntiaguda, la Ferrera. Y junto a ella, Ferrellón. En la parte baja asoma el castillo de Trasmoz.

Castillo roquero de planta irregular, acoplada a las anfractuosidades de la peña. Sorprendentemente, su parte superior es bastante llana, con una ligera inclinación descendente hacia el Norte, algo que llama la atención en tan agreste lugar. Su planta es algo alargada, orientada  al Suroeste-Noreste, con una longitud en torno a los 160 m y una anchura máxima de 55, ocupando una superficie de 6.500 m2, siendo todas estas medidas aproximadas. De los restos comentados por algunos autores, solo encontramos una de las habitaciones talladas en la roca y fragmentos de cerámica dispersos. Apenas queda nada de lo que fue tan magno lugar, pero sus paredes de vértigo, el grandísimo campo visual y el esfuerzo inherente que conlleva su ascenso, causan verdadero estupor en quienes se atrevan a realizar su ascenso.

La entrada se realizaba (y realiza) por una grieta de apenas un metro de anchura, en las rocas situada en su parte Suroeste. Se dice que existió una puerta y una escalera de ascenso, pero unos derrumbamientos recientes han sepultado cualquier resto, dejando una roca encajada verticalmente que impide el acceso, sino fuera por una vía ferrata que alguien ha colocado. No obstante, su ascenso es altamente peligroso. Entre las rocas sobresalen (fotografía superior) dos piedras que semejan sillares, teniendo cortadas a escuadra sus caras.

 

 

 

Explanada superior, en ligera descenso hacia el Norte. A buen seguro que, de realizarse excavaciones, aparecerían interesantes restos.

 

 

 

Habitación cuadrangular excavada en la roca, único resto conservado.

Fue construido por los cristianos para asegurar la frontera con Castilla, permaneciendo activo desde el siglo XII hasta mediados del XIV, cuando fue destruido. En 1200, el castillo de Ferrellón fue donado por Pedro II de Aragón al monasterio de Veruela, pero pronto lo cambiaría por posesiones más rentables en el valle del Huecha. En 1231, Jaime I empeñó el castillo a Sancho VII de Navarra para responder del préstamo que éste le había hecho. Un año más tarde, Ferrera, Ferrellón y Zalatambor, son donadas definitivamente por Jaime I al rey navarro. En 1267, Ferrellón se vió envuelto en un escándalo de falsificación de moneda y ganado robado. Durante los conflictos con los castellanos de 1276-1278 fue ocupado por estos y devuelto en 1281 cuando se firmó la paz. A comienzos del siglo XIV es posesión de Gonzalvo Egidio de Vera concedido por Jaime II. Durante la Guerra de los Dos Pedros, en 1357, fue tomado por los castellanos cuando era su alcaide Martín de Vera. En 1361 el nuevo alcaide es Pedro Jiménez de Astorga. Unos meses más tarde, Pedro IV encargó a Bernardo Porta, la inspección personal del estado del castillo, con objeto de volver a rehabilitarlo si fuera menester. En 1362 su defensa recae en Pedro Jiménez de Samper, quién todavía se compromete a guarecerlo y defenderlo. En 1366 fue destruido y su asignación económica destinada a Ferrera.

La Ferrera y el Ferrellón.