A 7 km al Norte de la ciudad, sobre lo alto de la colina de la Madalena, pequeño cerro desplazado unos centenares de metros de la Sierra de les Santes. Es lugar muy emblemático para los castellonenses, ya que aquí se sitúa la ermita de la Madalena, con su célebre romería anual. Los alrededores del lugar, y el cerro mismo, están cubiertos de un bosque de pinos que ha sido habilitado como zona recreativa, dando lugar a una gran masificación humana los fines de semana y festivos. Llegar aquí es muy sencillo, basta con seguir las indicaciones. Una vez en la carretera del Desierto de las Palmas, tras pasar el puente de la autopista, ya lo veremos al frente. Es conocido también como Castillo de los Moros, Castillo del Sas, Castillo de la Madalena y Castell Vell.
Llegó a estar en muy mal estado. Pero con motivo del 750 aniversario de la fundación de Castellón se comenzaron excavaciones y restauraciones parciales que, a lo largo de los años, están devolviendo parte de su lejano esplendor. En nuestra primera visita en el año 2001, todavía no se habían comenzado las obras, siendo muy difícil apreciar su planta debido a los escasos restos. En el 2011 ya se había recuperado toda la zona septentrional. Y en el año 2021 se había hecho lo mismo con la zona meridional, que estaba prácticamente desaparecida, y con la celoquia o recinto superior. Todas las laderas del montículo, en su día, fueron abancaladas para cultivar algarrobos, destruyendo los restos del poblado viejo situado extramuros.
Frente Norte, en 2011. Al fondo, la Plana de Castellón.
Semioculto por los árboles y muy ruinoso se encontraba el recinto superior, en 2011.
Diversas imágenes de la torre del extremo Noreste, perteneciente al recinto superior.
Frente oriental del recinto superior o celoquia, en 2021. Se ha colocado tapial encima de muros de mampostería.
Castillo montano con planta irregular dispersa con tres recintos visibles a simple vista, aunque podría haber una cerca que rodeara la antigua puebla. Mucho ha cambiado el castillo en estos años, pues en el año 2001 apenas era perceptible su planta y ahora puede admirarse todo el conjunto. Y parece que todavía quedan algunas campañas de restauración. La mayoría de los restos son de época musulmana, pues la estructura sufrió escasas transformaciones cristianas, las cuales se limitaron a la consolidación de los sectores dañados o deteriorados durante la conquista.
El recinto superior o celoquia ocupa una superficie aproximada de 1.500 m2, y está flanqueado por cinco cubos circulares de grandes dimensiones. Su acceso está en el flanco Oeste. Tras las restauraciones han aflorado dependencias diversas y dos aljibes, pero unos muros que estaban en el punto más alto, que a nosotros nos parecieron en 2011 que podrían ser de la torre del Homenaje, si es que la tuvo, han desaparecido. Todos los muros y torres de este recinto, o por lo menos sus bases, tienen fábrica de mampostería, pero en algunos puntos se han recrecido en tapial. En nuestras visitas anteriores todo el flanco Suroeste estaba desaparecido. En su parte Norte quedan restos del antemuro.
El recinto inferior está adosado al anterior en su parte Suroeste. Cuenta con una superficie de 1.450 m2 y apenas cuenta con restos en su recinto, entre ellos, un gran aljibe. A este recinto corresponde la torre circular de la ermita de la Magdalena, utilizada como campanario y con fábrica de mampostería, aunque encalada. Se da la circunstancia que la ermita se levantó utilizando el aljibe principal del castillo, excavado en la roca.
Y todavía quedan, restaurados, en la zona septentrional, un gran cubo cuadrangular con algunos lienzos, todo de tapial sobre una pequeña base de mampostería, que debieron pertenecer al albácar.
Lienzo Norte del recinto superior. Arriba, en 2011, una vez restaurado. Y abajo, en 2001, cuando comenzaron las excavaciones.
El mismo lienzo anterior, visto desde el exterior.
Lienzo Norte. Se aprecia la estrecha liza.
Aljibe en 2011.
Aljibe en 2021.
Diversas imágenes de un cubo circular, algo maltrecho, que defendía la puerta al recinto superior.
El mismo cubo en 2021.
Lienzo Norte en 2011. Se distingue la gran torre Noreste, la barrera y una posible puerta.
Uno de los cubos meridionales reconstruídos.
Flanco oriental de la celoquia o recinto superior.
Vista meridional, desde el puente de la autopista, del cerro del castillo. Se observa, de blanco, la ermita de la Magdalena.
Lienzo Este del recinto inferior, con la torre cuadrangular que le sirve de conexión con el tramo Norte del recinto superior. Debajo, aparece el mismo lienzo, en 2001, antes de su restauración.
Aljibe del recinto inferior, fotografiado desde dos puntos.
Torre cuadrangular de grandes dimensiones, situada cerca de la ermita, la cual se observa entre los pinos.
Lienzo Noroeste, una vez restaurado. Se aprecia la fábrica de tapial sobre una base de mampuestos.
Cubo circular utilizado como campanario de la ermita de la Magdalena.
Vista meridional en la que se aprecia el escalonamiento de los dos recintos.
Zona Norte del castillo. Es la más inhóspita y la menos frecuentada por los excursionistas.
Torreón del tercer recinto o albácar, antes y después de restaurarlo. A nuestro parecer excesivamente reconstruido y excesivamente modernizado.
Restauración excesivamente agresiva.
Fue poblado ibérico primero, luego romano y finalmente villa árabe (Castalia). Debió ser tributario del Cid (Castejón) y perteneció a los dominios aragoneses de Pedro I hasta la invasión almorávide de 1145. No obstante, en 1172 era tributario de Alfonso II, donado por éste, en 1176, todavía en poder musulmán, al obispo de Tortosa, Ponç de Mulnells. Quedó en manos musulmanas hasta 1228, en que aparece la figura del rey moro valenciano Çeit Abuçeit. Aunque la tradición indica que fue tomado por el rey Jaime I, fue la Orden de Calatrava quien lo conquistó definitivamente en 1233, pero la Corona de Aragón se lo apropió rápidamente. Tras ser ocupado con escasa guarnición real durante un tiempo, fue donado a Nuño Sancho, tío del rey, en 1239, quién se encargó de la repoblación trayendo gentes de Lérida. Pero esta donación originó un pleito con el obispo de Tortosa, quién reclamó su derecho de dominio, zanjándose la discordia a cambio del castillo de Almazora a la diócesis. A la muerte de Nuño Sancho pasó a la Orden de Santiago, en 1245. Luego perteneció al infante de Portugal, en cuya época, al quedar despoblada la Plana con la expulsión de los musulmanes debido al fin de la rebelión de Al-Azraq, los habitantes del castillo se trasladaron al llano en 1251. No obstante, no quedó despoblado del todo el castillo, pues fue incorporado al señorío de varios monasterios para pasar nuevamente al dominio de la Corona con Jaime II. Este rey lo cedió a su notario, Jaume Trulló, en 1296. Se sabe que en 1326 todavía permanecía habitado, siendo su señor Jaume Pedrissa. La despoblación definitiva debió verificarse durante las Guerras de la Unión, en 1337, época en la que se fortificaron los núcleos urbanos y se abandonaron los de tipo rural. La ermita actual, edificio emblemático para los castellonenses, se construyó en el siglo XV, aprovechando un gran aljibe excavado en la roca, del recinto “jussá” del castillo, y una torre, que hace las veces de campanario.
Escalonados, se distinguen los muros de los tres recintos.
Frente Noroeste.
Recinto superior visto desde el Sur.