Castillo de El Poyo

Arriba, el cerro de San Esteban visto desde el Este. Debajo, desde el Sur.

Sobre el cerro de San Esteban, de 1.071 m. de altura, donde se alza la ermita homónima, el cual domina la aldea de su nombre desde el Suroeste. Se sitúa a unos 6 km. al Sur de Calamocha, en medio del amplio valle del Jiloca, controlando la antigua vía romana y con un dilatadísimo campo visual. Se puede acceder desde la aldea de El Poyo del Cid por una pista que asciende hasta la ermita.

Desaparecido en su totalidad.

Montón de mampuestos en la cima del cerro, que debieron pertenecer a una gran torre.

Hay autores que describen esta fortaleza, con doble muralla y ocho torreones, indicando su perímetro y algunos detalles más. No hemos tenido la fortuna de descubrir nada de lo señalado. El monte de San Esteban es de forma cónica y redondeada, con una pequeña ermita casi en su cima a la que se puede acceder con vehículo. De forma horizontal se aprecian diversos escalones en la ladera, siguiendo las curvas de nivel, con claro aspecto de ser artificiales. Se ven abundantes amontonamientos de grandes mampuestos formando líneas alargadas, que podrían corresponder a muros derrumbados. No hemos podido distinguir ninguna torre ni la puerta. Ni qué restos son de época romana o cuales de época medieval. Habría que realizar una excavación a gran escala para averiguarlo. Justo en la cúspide del monte existe un gran montón de mampuestos que podrían pertenecer a la gran torre que, según cuentan las crónicas, existía en el centro del recinto.

El Poyo del Cid.

Antiguo asentamiento romano que fue abandonado a finales de la época imperial, cuando sus habitantes se trasladaron al llano. En 1086, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, tras cinco años en el destierro sirviendo al rey musulmán Al-Mutamin de Zaragoza, fue perdonado por el rey castellano Alfonso VI. En su camino de regreso a Castilla, Mío Cid y sus mesnadas divisaron un cerro cerca de Calamocha, en medio de la nada, en la ribera del Jiloca, con antiguas fortificaciones, idóneo para levantar un gran castillo, donde poco tiempo después construiría una de sus más poderosas fortalezas, aprovechando los materiales existentes. La fortaleza, dotada de gran potencial estratégico, pues dominaba parte del valle del Jiloca y una gran extensión de territorio, serviría de refugio al Campeador y sus mesnadas en sus frecuentes idas y venidas entre Castilla y Valencia. Al mismo tiempo, serviría para detener a los almorávides, en el caso de que a éstos se les ocurriera atacar Castilla desde Levante. En este lugar recibió la visita de Abdel Malek ben Razín, que se declaró vasallo suyo y a quién confió la fortaleza de Murviedro (Sagunto). El Cantar cita expresamente este enclave y atribuye a la presencia de Rodrigo el nombre de la localidad (el primer documento escrito que incorpora esta toponimia es el Fuero de Molina, 1154). Del cerro de San Esteban dice el Cantar que es “poyo maravilloso y grande”. Según el poema, el Cid lo utilizó como puesto seguro desde el que lanzar sus cabalgadas por el valle del rí­o Martí­n y el cobro de parias a poblaciones como Daroca o Molina de Aragón. Según algunos estudiosos, el Cid histórico pudo utilizar la fortificación del cerro como centro de operaciones de su ejército, formado por siete mil hombres, que en la primavera de 1089 impuso su ley en todo el territorio, y durante cuya campaña, que duró quince semanas, derrotó en Tévar al ejército del Conde de Barcelona, Berenguer Ramón.

El castillo quedó arruinado durante las guerras de Jaime II contra Castilla. Hay noticias de su reparación en 1404 a cuenta de la Comunidad de Daroca, en cuya sexma se incluía El Poyo. En el siglo XV la fortaleza presentaba un estado de ruina lamentable, por lo que tuvo que ser reparado.

Aguijó mio Çid, ivas cabadelant,

y ffinco en un poyo que es sobre Mont Real;

alto es el poyo, maravilloso e grant,

no teme guerra, sabet,a nulla part

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Aquel poyo, en él priso posada;
mientras que sea el pueblo de moros e de la yente cristiana,
el Poyo de mí­o Çid, asil dirán por carta.

Cantar de Mío Cid