Sobre una peña rocosa al Este del caserío. Una peña que emerge en medio del valle del río Ebrón. Dicha peña se halla entre el río y la carretera por un lado y el pueblo por el otro. El lugar posee un acceso perfectamente acondicionado para su visita. Mantiene contacto óptico con el castillo de Castielfabib.
Desaparecido. Del antiguo castillo medieval solo perviven los topónimos (calle Castillo y zona de Trascastillo).
Cueva de los Moros.
De planta irregular, adaptada a la escabrosidad del terreno, la fortificación posee las características de un castillo roquero, táctico y defensivo, similar a otros cercanos como Tormón, Tramacastiel o Libros, construido para defender el paso del río y caminos de montaña. La parte superior del cerro forma una pequeña planicie de forma triangular, inclinada hacia el Sur. En la parte septentrional (más elevada) existe una gran oquedad labrada en la piedra tosca correspondiente a la denominada «Cueva de los Moros» (también, Cueva del Moro), a la que puede bajarse por unas escaleras labradas en la misma roca. En la zona meridional se dice que perviven semi-enterrados los restos de un aljibe con la bóveda hundida, pero no lo encontramos. Pudo estar rodeado en su base oriental por un lienzo de muralla formando el albácar, un espacio de servicios ocupando lo que hoy es una era abandonada con varios pajares arruinados.
Peña del Castillo desde el Sur.
De origen musulmán, formó parte de una línea defensiva que unía Albarracín (Teruel) con Alpuente (Valencia), vía Jabaloyas, Tormón, Castielfabib, Ademuz, y Santa Cruz de Moya. Como “castellum quod dicitur lo Corbo” se le nombra en los documentos de la conquista cristiana de la zona, datados en la toma de Castielfabib el 19 de septiembre de 1210 y firmados por Pedro II de Aragón. Debido a lo olvidado de sus ruinas, Andrés Valero (1960) no lo recoge en su estudio sobre los castillos turolenses, ni tampoco el investigador Guitart Aparicio (1987).