Castillo de Denia

La colina del castillo vista desde el Noreste, desde el espigón del muelle. Los pinos lo ocultan casi en su totalidad.

Sobre el Promontorio Dianae de la antigüedad, o colina de Diana, a 69 m. sobre el nivel del mar. Recibe ese nombre porque fue el lugar donde los griegos levantaron un famoso templo en honor de Diana y cuyos restos perduraron durante siglos. En el momento de la construcción del castillo, las aguas del mar rompían directamente sobre las rocas de la colina. Ahora el mar está unos centenares de metros retirado con respecto al castillo. Para acceder a él hay que penetrar por su puerta Oeste, desde la calle de San Francisco, en el casco viejo.

En bastante buen estado. Se reparó casi en su totalidad después de estar en la más completa ruina, pero con el objetivo de habilitarlo para las visitas turísticas, por lo que el rigor histórico no fue demasiado tenido en cuenta. Además ha crecido en todo su recinto un espeso bosque de pinos que oculta muros y torres, impidiendo su visión. Desde la lejanía, especialmente desde el Sur, incluso es difícil distinguir una fortaleza en ese lugar.

Porta de la Vila: puerta principal del castillo, situada al Oeste. Es obra almohade del siglo XII, pero presenta remodelaciones posteriores, alguna muy polémica. En el exterior presenta arcos apuntados de estilo almohade y en el interior bóveda de cañón. Un gran matacán defiende airoso la entrada.

 

Detalle de una fotografía de principios del siglo XX, antes de que se excavara la cantera y crecieran los pinos.

Castillo montano de planta irregular adaptada al espacio disponible en lo alto del cerro, con dos recintos parcialmente concéntricos, el albácar y la alcazaba. Completa la fortificación un tercer recinto, adosado al Noreste, que se conoce como Baluarte del Mar, por haberse construído para defender la plaza de los enemigos que vinieran por mar. El castillo presenta una longitud máxima de 315 m y una anchura máxima de 150, ocupando un área de 4 Ha. poco más a menos. Cuenta con tres puertas, dos que se abren al interior de la ciudad (Porta de la Vila y la dels Socors) y otra que se abre al exterior, al Norte (Portal Nord).

El albácar es un gran recinto cerrado por una cerca en cuyo recorrido se emplazan más de una docena de torres o cubos con distintas plantas, técnicas y defensas, clara muestra de la antigüedad y uso diverso de esta gran fortaleza. Pero todas claramente góticas, realizadas en sillería concertada, con base alamborada y cornisa de toro, remarcando su remate de cañoneras abaluartadas. Al conjunto se le dotaba de aberturas prismáticas abocinadas al exterior, como las de las torres Roja y Norte y de ventanas geminadas con arcos góticos, como en la Torre del Consell, al estilo de la arquitectura civil valenciana de la época. El interior de este gran recinto albergó desde finales del siglo XIII hasta su destrucción en el año 1708, a la medieval población de Denia, por lo que se denominaba la “Vila Vella”, de la que quedan visibles restos a lo largo de su agradable visita.

Torre Roja. Una de las dos que defienden la entrada principal. Se sitúa a la izquierda de la misma, asentada directamente sobre la roca, con fábrica de buena sillería y rematada por varias cañoneras. Es obra del XVI.

 

 

Parte interna de la Torre del Cos de Guardia. Por la parte exterior es imposible observarla pues ha quedado embutida entre viviendas modernas.

Torre de L’Aljub, con su sistema de recogida de aguas.

Torre de planta ovoide, de colosales proporciones, está ubicada en el extremo Noroeste del castillo.

Torre de la Pólvora, del siglo XV, y situada en la cortina Norte. De sillares y mampostería.

Portal Norte. Con forma de recodo simple, se sitúa en un quiebro de la muralla.

Afortunadamente son abundantes las fotografías antiguas del castillo, porque entre los pinos y los altos edificios de viviendas es prácticamente imposible ver imágenes generales del mismo en la actualidad. Esta, está tomada desde el Noroeste. Se aprecia a la izquierda, la alcazaba y el palacio del gobernador, más elevados. Descendiendo, el baluarte llamado Punta del Diamante. Y la muralla del albácar, con las torres de la Pólvora, la Ovoide, la de L’Aljub y la Torre Roja. En primer término, en el límite con las huertas, se ve un largo lienzo de la cerca urbana, lienzo todavía existente.

 

 

Lienzo septentrional, en el punto en el que el albácar se une a la alcazaba.

 

Torre Norte.

Torre del Consell (s.XV). Es llamada así porque aquí se reunía el Consejo de la ciudad. Es de planta cuadrangular. A la sala principal se accede por un vestíbulo después de un pasadizo y se cubre con bóveda nervada con arcos trifoliados de estilo gótico valenciano. Presenta troneras y dos ventanas de apertura posterior a su construcción. En varios puntos de ella se aprecian los impactos de bala realizados durante el asedio de 1813. Fue restaurada en los años 70 del siglo XX y en ella se instaló el Museo Arqueológico Municipal en un principio.

 

 

 

Torre de les Puses.

Desde la Torre de les Puses hasta el Baluarte de la Mar, se conserva el lienzo de la cerca completo, pero totalmente oculto por viviendas modernas. Incluso la Puerta dels Socors o dels Reis, al Este del recinto, queda en el interior de una casa. Tan solo es posible admirar la monumental Torre del Trinquet, gracias al derribo de unas casas.

Torre del Trinquet o Trinquete.

La alcazaba está delimitada y separada del resto por una muralla de diversas facturas y técnicas, como sucede en el albácar, predominando la construcción de cubos semicirculares en mampostería. Ocupa una superficie de 7.600 m2. En su interior se ubica el Palacio del Gobernador (s.XVII y XVIII), que alberga el actual Museo Arqueológico Municipal. También están los restos de lo que fue el antiguo palacio residencia del marqués de Denia, de cuyas trazas, se deduce que debió ser un gran edificio renacentista al que se accedía por medio de unas impresionantes escaleras de mármol, conservadas en parte. De la fachada del palacio quedan cuatro cubos semicirculares de marcada planta.

 

 

 

Murallas meridionales de la alcazaba

 

 

Punta del Diamante. Bastión defensivo que recibe tal nombre por la forma de la torre.

 

 

Puerta que da acceso al Baluarte, al final del camino empedrado.

 

 

Baluarte. Rebellín levantado en el siglo XVII para dominar el acceso al recinto superior.

Portal del Baluarte. Da paso a la alcazaba, pero ha sido transformado por la construcción del rebellín llamado el Baluarte en el XVII. Presenta tres arcos de épocas diferentes, de los que quedan todavía los goznes y gorroneras para las trancas.

 

 

Muro Este de la alcazaba.

Muro meridional de la alcazaba, junto al camino de ascenso, en el que se descubren piedras reutilizadas de otras épocas.

Cañón y bolaños conservados en la explanada del Gobernador.

 

 

Camino empedrado. Era el primitivo acceso y el único por el que se podía acceder con ruedas, considerado la calle principal de la Vila. Su pavimento, todavía en buen estado, corresponde al siglo XIV.

A levante se dispone el Baluarte de la Mar, de grandes dimensiones y planta trapezoidal, cuyo frente mayor recae hacia el mar. Fue construído sobre el diseño de uno más antiguo, al que se le reforzó y provisionó de marcadas cañoneras con sus correspondientes plataformas, características de los siglos XVI al XVIII. Sus vértices están defendidos por sendos cubos circulares, de los cuales el del flanco Sur, conocido por Torre del Galliner, está realizado en mampostería y construído sobre el antiguo foro romano de Denia. El otro es llamado Torre del Llavador.

Baluarte del Mar. Su factura y materiales son muy heterogéneos. En el momento de su construcción se encontraba muy cercano al mar. En primer término se observa la Torre del Llavador, y al final del lienzo, en el otro extremo, la Torre del Galliner.

 

 

Torre del Galliner vista desde el Sur, por donde parece totalmente circular.

Torre del Llavador y cortina Norte del castillo, al borde mismo del tajo rocoso que quedó tras la apertura de la cantera cuyas rocas fueron utilizadas en la construcción del espigón del puerto. En la foto inferior, todavía no se había abierto la cantera. Se aprecia el Baluarte del Mar, con sus cañoneras, y la Torre del Llavador. Imagen extraída del blog: “javierhernandezporras.wordpress.com”.

 

 

Torre del Galliner, desde la parte trasera.

 

 

Parte del Baluarte del Mar, con sus cañoneras.

 

 

 

Torre del Llavador.

Origen griego (Dianiam). Los textos clásicos y restos arqueológicos indican que en el siglo I a. C. las tropas de Sertorio establecieron en Dianium una base naval. Durante el Alto Imperio, la ciudad disfrutó de un periodo de esplendor pasando de ser ciudad estipendiaria a municipio. Entre 636 y 693, en tiempos del reino visigodo, Denia fue sede episcopal dependiente de Toledo, que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania. A partir del año 1010 se constituyó el reino taifa de Denia. Fue fundado por el antiguo esclavo de los amiríes de Córdoba, Muyahid, tras la caída del califato cordobés. Tuvo que huir de la capital al extinguirse el poder de la familia Almanzor, instalándose en Denia, donde logró fácilmente proclamarse señor de la taifa. Para ello reconoció un jefe espiritual de la familia omeya (al-Muayti), que no era más que una figura decorativa, que le permitió presentarse como defensor de la legitimidad omeya. Muyahid gobernó con gran acierto el territorio, llevándole a un gran esplendor económico, que tuvo su manifestación en el hecho que fue el primer reino de tafias en acuñar su propia moneda. Hay que recordar que a este reino pertenecían las Baleares. Supo rodearse además de una serie de estudiosos de las distintas ramas del saber. En 1015, Muyahid conquistó la isla de Cerdeña, pero tan solo ocho meses después fue expulsado por los genoveses. Muyahid murió en 1044 sucediéndole su hijo Alí ibn Muyahid, el cual ya no pudo mantener el esplendor de su padre. El rey al-Muqtadir de Zaragoza, tomó Denia en 1076, incapaz Alí ibn Muyahid de hacerle frente. Siray al-Dawla, hijo de Alí, desde el castillo de Molina de Segura intentó recobrar el reino tan cobardemente perdido por su padre pero, a pesar de la ayuda que encontró por parte de Ramón Berenguer II, fue asesinado. Desde entonces el reino de Denia quedó incorporado a la taifa aragonesa hasta la llegada de los almorávides en 1091. 

 

 

Cuartel de los Infantes. Su función era de almacén o vivienda de la tropa.

 

 

Aljibe. Obra del siglo XV, actualmente funciona como sala de exposiciones.

En 1244 la ciudad fue tomada por el caballero Pedro Ximén de Carrós. El rey le concedió a la ciudad grandes franquicias y privilegios, considerándola importante posesión de la corona. Fue convertida en condado por Pedro el Ceremonioso en 1356 y en marquesado por los Reyes Católicos en 1487. Felipe III estuvo varias veces en Denia hospedándose en casa de su valido, el duque de Lerma, también marqués de Denia. En 1609, durante la expulsión de los moriscos, el puerto de Denia fue utilizado para embarcar a los moriscos. Se calcula que por aquí salieron más de 30.000. En 1612, Felipe III le concedió el título de Ciudad. Durante la Guerra de Sucesión fue la primera ciudad de Aragón que proclamó rey al Archiduque Carlos, pero en 1708 se rindió a Felipe V. Tras la batalla de Almansa, tan solo quedaban en poder de los austracistas Alcoy, Alicante y Denia. Felipe V ordenó al general francés D’Asfeld tomar estas ciudades. El 27 de junio de 1707, comenzó el cerco de Denia con un ejército de 12.000 hombres. Pero al no poderse bloquear la ciudad por mar, era imposible impedir que entrasen socorros desde Barcelona. Tres veces intentaron los franceses el asalto y tres veces fracasaron, por lo que D’asfeld levantó el cerco e inició la marcha hacia Valencia. Pero tras la rendición de Alcoy el 9 de enero de 1708, el general D’Asfeld volvió a sitiar la ciudad. La población civil de Denia huyó a Baleares. El 12 de noviembre se dio un asalto general que permitió tomar la ciudad, retirándose al castillo los sitiados, donde esperaban recibir socorro por mar. Esta comunicación fue cortada por el mariscal Pedro Ronquillo. La defensa duró hasta el 17 de noviembre, cuando se firmó la capitulación. Todos los prisioneros fueron enviados a Castilla. En 1804 quedó extinguido el marquesado de Denia al incorporar Carlos IV la ciudad a la corona.

Palacio del Gobernador, actual sede del Museo Arqueológico.

Durante la Guerra de Sucesión, la Vila Vella fue arrasada y destruída por las tropas de Felipe V, el palacio del marqués de Denia o Palacio Viejo, fue derribado y desmantelado, cortadas las alturas y desaparecido todo recuerdo de su anterior vida urbana y palatina. A partir de entonces, el castillo solo será una plaza fuerte de uso exclusivo militar, y por tal, se le dotó de defensas y baluartes artillados.

Ruinas del Palacio Viejo, con su fachada y sus imponentes cubos.

Cubo Sur del Palacio Viejo.

Torre del Llavador, perteneciente al Baluarte de la Mar.

En 1797, Cabanilles dice que sus muros están en ruinas o han sido desmoronados. Durante la Guerra de la Independencia, los franceses lo pusieron de nuevo a punto. Construyeron una gran cisterna, almacenes y cuarteles a prueba de bomba. Pero en 1813 fue destruido por los españoles, quienes lo tuvieron sitiado por cinco meses, durante cuyo tiempo tomaron la ciudad asaltando la muralla por una brecha abierta a tal efecto. Y fue tan copioso el número de bombas y balas que sobre él se lanzaron, que destruyeron lo que quedaba del palacio, derribaron las murallas de la zona Sur y se pudo decir que no quedaba piedra sobre piedra. En medio de tanta desolación, los últimos 100 hombres defensores del castillo, mandados por el jefe de batallón Bil, se convirtieron en los últimos franceses en territorio peninsular. Por su valor, el 6 de diciembre consiguieron la más honrosa de las capitulaciones. Con todos los honores bajaron de entre los escombros y fueron trasladados hasta su patria por medio de barcos. En 1826, se dice que el castillo está completamente arruinado y en 1847, el ministro Madoz señala lo mismo. En 1860, el gobierno dejó la plaza sin uso militar, siendo abandonada y comprada por un labrador. Menéndez Pidal, en 1890 indica que el castillo no es más que una completa ruina. En 1952 pasó a ser propiedad municipal y desde entonces comenzaron las tareas de excavación y restauración, lo que ha permitido (en mayor o peor fortuna) la reconstrucción de la mayor parte de sus muros, varias puertas y la instalación del museo en la plaza que ocupó en su día la alcazaba y el palacio. Actualmente está habilitado como atracción turística y su acceso preparado para la visita de turistas y estudiosos.

 

 

Como se ve aquí, el castillo está muy cercano al mar, aunque en el pasado las aguas casi bañaban sus muros.

 

 

Postal de 1907, con el Baluarte de la Mar en primer término. A la izquierda la Torre del Mig y coronando el conjunto, el Palacio del Gobernador.

La Porta del Mig es la más antigua y la que ha mantenido su traza islámica original. Se abre en la torre de su nombre y controlaba el acceso de la alcazaba al Baluarte del Mar.  Esta puerta, de sillería de pequeño formato, con ingreso en ángulo o codo, posee un arco de ligera herradura y se recuadra con un alfiz biselado. Actualmente y desgraciadamente, se encuentra en un lugar vedado al público.

Cuadro de Vicente Mestre, de 1613, titulado “La expulsión en el puerto de Denia”.

Se ha representado el castillo y parte del complejo sistema amurallado de la ciudad.