
Parte externa e interna de la torre Sureste, única zona restaurada, aunque muy vapuleada por el vandalismo.

En lo alto de la Sierra, nido de águilas, sobre una cresta de unos doscientos metros de altura situada hacia el Suroeste de la ciudad, justo en la parte posterior del actual santuario de San Roque. El mejor camino de acceso se realiza desde el citado santuario, aunque no hay senderos, hay que hacerlo triscando entre las rocas, pero no es dificultoso a causa de la completa falta de vegetación. Es conocido por los lugareños como El Castillico.
Su estado es muy malo. De la gran extensión que ocupaba la fortaleza solo quedan algunos vestigios. Y del castillo actual propiamente dicho, apenas unos muros muy arruinados

La pequeña celoquia o recinto superior vista desde el Noreste.

El cerro del castillo, desde el Sur, una enorme roca pelada.
Gran fortaleza de planta irregular, a modo de alcazaba, que posiblemente tuviera tres recintos, a tenor de los escasos restos conservados. En todas las fuentes consultadas se considera como castillo al pequeño recinto inexpugnable situado en la cima de la montaña, cuando tan solo es una de sus partes, la más importante, pero una parte de una fortificación de enormes dimensiones. Este recinto se puede considerar como la celoquia o último recinto de refugio en caso de agresión, destinado al reyezuelo o alcalde del lugar y a su élite acompañante. Cuenta con unas dimensiones de 30 m. de largo por 10 de ancho. Sus muros están muy arruinados, tanto los de tapial como los de mampostería, tanto los exteriores, muy gruesos, como los interiores que dividen las escasas estancias de su interior. En el interior, en la parte Noroeste se halla el aljibe, de 3’5 x 6’5 m. conservando parte del arranque de las bóvedas y el enlucido impermeable de su revestimento interno. Al lado del aljibe se pueden ver dos dependencias que se unen con el muro de la torre Sureste.

.La torre Sureste, llamada también Torre Mocha, se la considera, erróneamente, por algunos, como la torre del Homenaje, cuando esto era un invento cristiano, nunca utilizado por los árabes. Fue restaurada en 1980 con la ayuda de un helicóptero, dada la inaccesibilidad del lugar. Adosada a su cara Norte existe una estrecha rampa que era la entrada al recinto. Unas decenas de metros por debajo quedan vestigios (algunos mampuestos unidos con mortero en distintos puntos) de lo que pudo ser un segundo recinto que recorría las laderas Este, Norte y Oeste. En la parte Sur, los escarpes rocosos son completamente verticales y no necesitan defensas. En el extremo Este de la montaña, muy cerca de la ermita de San Roque, aparecen los escasos restos de dos torreones y del lienzo que las unía. Y además, a una cota bastante inferior, justo por encima de las casas, semioculto por piteras, existe un gran aljibe de planta rectangular. Estos restos dispersos muestran las considerables dimensiones de esta fortaleza, reducida hoy día, tristemente, a la mínima expresión.

Aljibe inferior.

Aljibe del recinto superior.

Muros y cortinas de la parte Norte.


En primer término, un tanto difuso, restos del muro de un segundo recinto, por debajo del recinto superior.
A través de los relatos de Al-Udri, cronista árabe del siglo XI, nos encontramos con que a principios del siglo X (924) podemos constatar ya la existencia de este castillo durante la contienda mantenida entre el Califa de Córdoba y el Señor de Qalyusa; fecha que otorga al castillo de Callosa la mayor antigüedad de la provincia. Al-Aslami, señor de Qalyusa, protagonizó una sublevación contra el califa de Córdoba, Abd-Al-Rahmán III, al negarse a reconocer la autoridad del califa, por lo que fue sitiado varias veces hasta que consiguieron reducirle.


Restos de una de las torres que se alzaron sobre la ermita de San Roque.

