Castillo de Bairén

Alcazaba o recinto superior visto desde el Noroeste.

Se sitúa a 101 m. de altura, sobre un montículo de las estribaciones de la Sierra de Montdúber, unos tres kilómetros al Norte de la ciudad, junto a la carretera de Valencia. Desde donde se puede divisar un amplio territorio que comprende al largo tramo de costa enmarcado entre Cullera y el Montgó. En el siglo XVI, el castillo se llamó de San Juan debido a la advocación de su ermita. Para llegar hasta él existe un amplio sendero que comienza en el aparcamiento situado al final del Camino de la Bañosa. Este camino se inicia en la barriada de Beniopa.

Mal estado. Fue una fortaleza de grandes dimensiones de la que, lamentablemente, quedan  escasos restos. En nuestra primera visita en el año 2014 su abandono era total. Aparecían algunos muros caídos, otros con grandes grietas y otros excesivamente inclinados sobre la vertical. Además de que la vegetación lo había invadido todo. En el año 2021 nos hemos encontrado con una situación diferente. Se ha desbrozado todo el recinto y se han consolidado y recuperado todos los muros de la alcazaba. Todas las labores se han realizado con gran acierto utilizando los mismos materiales que la obra antigua. Las obras prosiguen, aunque queda mucho por hacer.

Frente oriental.

Vista Suroeste. Arriba en 2014, y abajo en 2021.

Puerta de entrada al recinto superior, de reducidas dimensiones.

Recinto superior visto desde el Norte.

Castillo de planta irregular adaptada al espacio disponible en el monte, con tres recintos parcialmente concéntricos y escalonados. La alcazaba, el albácar y la villa. Pueden observarse numerosos restos y estructuras de este poderoso castillo esparcidos por todo el emplazamiento, ya que disponía de defensas avanzadas que, especialmente en el lado Este descienden por la ladera hasta los pies del cerro. La mayoría de los elementos que han llegado a nosotros son de factura cristiana, aunque de época musulmana parecen ser una torre cuadrada construida en tapial, situada en el extremo meridional, y varios lienzos de muralla levantados con la misma técnica. Todo el recinto amurallado es de gran extensión. Tiene unos 480 metros de largo por 190 de anchura máxima. Y ocupa una superficie de unas 7 Ha aproximadamente.

Torreón Sureste.

 

La alcazaba o recinto superior es el de tamaño menor y el que está ubicado a mayor altitud. En muchas fuentes, es considerado como el castillo en sí únicamente, ignorando los otros recintos y los numerosos restos esparcidos por una amplia zona. El acceso se efectúa por una sencilla puerta con arco de medio punto, de toscas dovelas de piedra, situada en el lado Este y protegida por una torre circular de la que quedan escasos restos. Tiene una planta alargada y orientada de Norte a Sur, con una longitud de 80 m. aproximadamente y una anchura máxima de 35 m. cubriendo una superficie de 2.300 m2. En su interior apenas quedan restos pues todo se ha derrumbado. Quedan basamentos de algunos muros dispersos, un gran aljibe en el extremo Sur y una vegetación arbustiva que hacía bastante difícil visitar su interior (2014) aunque en la actualidad, su interior aparece diáfano. Todo el recinto ha sido consolidado y reparado.

Lienzo Oeste.

Torreón Suroeste.

 

 

 

 

Frente meridional.

Torre circular Oeste. En muy mal estado en 2014, con muros muy inclinados. Y en 2021, una vez reparada.

Interior de la torre Oeste en 2014. Todavía contaba con una aspillera.

El castillo visto desde el Este, desde la huerta. En esta ladera es donde estuvo situada la Villa.

Torre cuadrangular Oeste en 2014, en pésimo estado.

 

 

 

Torre cuadrangular Oeste en 2021.

Torre Norte en 2014, en grave peligro de caída.

 

 

 

Torre Norte, una vez asentada.

 

 

 

Interior del muro occidental.

 

 

Al Noroeste de la alcazaba, aprovechando un espacio con escasas pendientes y circundado por formaciones rocosas de acusada verticalidad, nos encontramos un recinto de mayores dimensiones que antiguamente, era considerado como la Villa, pero ahora es tratado como el albácar. Está muy arruinado y sus restos son muy escasos. Se construyó al mismo tiempo que la alcazaba, a inicios del siglo XI. El muro tiene un espesor de 1’5 m y una altura de 8, y estuvo delimitado en sus extremos Norte y Sur, por dos grandes torres cilíndricas. Tenía dos puertas, una donde hoy día se ha construído una pasarela de madera, y la otra más al Norte, defendidas por dos torres cilíndricas cada una. A finales del siglo XII se construyó una barrera o antemuro cuyos vestigios apenas han llegado a nuestros días.

Restos del extremo Norte del recinto del albácar.

 

 

 

Los dos cubos que defendían la puerta Norte del albácar.

 

 

La entrada actual a Bairén corresponde a la entada Sur original. Todavía queda uno de los dos torreones que la defendían.

 

 

 

Desde la puerta Sur, el lienzo se dirige hacia la torre del extremo meridional.

Restos de la torre circular del extremo meridional del albácar.

 

 

Desde la torre circular, el muro vuelve a ascender en dirección a la alcazaba para cerrar este recinto.

Muro de tapial del lienzo occidental.

Por último nos encontramos el recinto de la Villa, antiguamente albácar. Es el recinto de mayores dimensiones situado en toda la zona Este y Sureste, del que quedan restos de muros muy dispersos y arruinados. Parece que el muro de la cerca llegaba casi hasta el llano, pues junto a la carretera se observan algunos muros. Destaca la potente torre cuadrangular del extremo Sur. En la actualidad, toda esta ladera se presenta muy erosionada, repleta de rocas con finas y ásperas aristas, totalmente imposible de habitar. Seguramente, en el pasado, se encontraba completamente escalonado con terrazas y construcciones diversas.

 

 

En la extensión de la ladera se pueden observar restos y vestigios de las construcciones de la Villa.

Se trata de un lugar poblado desde la antigüedad como lo demuestran los restos arqueológicos hallados de la Edad de Bronce, de las épocas ibérica, romana y medieval, tanto islámica como cristiana. De la época ibérica se suponen algunos basamentos formados por grandes bloques de piedra, trabados en seco y correctamente dispuestos que forman parte del arranque y el paramento del lienzo que cerraba la alcazaba por el Suroeste y los bloques reutilizados en la base de otras estructuras del castillo. De la época romana se pueden reconocer algunos materiales de construcción entre los que se encuentran grandes tejas planas utilizadas como elemento de cubrición. De la época islámica, a partir de los siglos X-XI, corresponden muchos elementos todavía visibles.

Arriba se observa la muralla que desciende desde la alcazaba hasta la torre Sur.

Los primeros momentos de la ocupación musulmana pueden situarse, según las cerámicas encontradas, en la época califal (siglo X), en la cual se produciría probablemente la construcción del castillo como tal, dentro de la política desarrollada en este momento de refuerzo de las costas de esta zona.  A partir de la segunda década del siglo XI, cuando el surgimiento de las nuevas taifas, nacidas como consecuencia de la desaparición del califato de Córdoba, recobrará el castillo una verdadera importancia, debido a su estratégica ubicación con un amplísimo control visual.  Fue conquistado por el Cid. En 1097 los musulmanes intentaron recuperarlo, librando las tropas del Cid una importante batalla favorable a los castellanos. Pero más tarde fue recuperado por los moros. A finales del siglo XI se produce la primera mención conocida escrita que hace referencia a Bairén, se trata de la Historia Roderici Campidocti, un manuscrito anónimo del siglo XII en el cual se describe la batalla entre las tropas cristianas del Cid y Pedro de Aragón contra el ejército almorávide.

 

 

Lienzo de la cerca en el extremo Norte, muy cerca de la carretera.

Torre cuadrangular Sur, con fábrica de tapial.

Una de las aspilleras de la torre.

 

Extremo Sur del castillo, por donde asoma la torre.

Tras la conquista de Valencia, Jaime I, en 1240, desde Cullera, pactó con Abencedrel, alcaide de Bairén, la entrega del castillo, prometiendo respetar campos y cosechas. Los cristianos recibieron la torre albarrana, a cuyo mando quedó Peregrín de Atrosillo, a quién el rey prometió el mando del castillo cuando éste pasara a su poder. Abecendrel había pedido a Jaime I una espera de siete meses, pero antes de cumplirse el plazo, Peregrín de Atrosillo, por medio de señales luminosas previamente convenidas, avisó al rey que se encontraba en Cullera, para que acudiese a Bairén. Así lo hizo el monarca, acompañado de 30 caballeros, rindiéndose el castillo a finales de agosto de 1240. El rey cumplió la promesa de nombrar alcaide a Peregrín de Atrosillo. Conquistado Bairén, se rindieron los castillos de Palma, Villalonga, Vilella y Borró.

 

 

 

Muralla escalonada que desciende desde la torre hacia la parte baja. Cuenta con varias almenas.

 

Ruinas de diversas construcciones existentes en el recinto de la Villa.

En 1295, Jaime el Justo, con motivo de las luchas con Castilla, reforzó el castillo y nombró alcaide a Pedro de Sarriá. En 1323, el mismo rey lo donó a su cuarto hijo, el infante Pedro, conde de Ribagorza. El 15 de julio de 1475 los Reyes Católicos concedieron a Andrés de Cabrera y a su mujer Beatriz de Bobadilla el castillo y la villa de Gandía. Este acto indica la pérdida total de importancia del castillo, ya que estos son los primeros propietarios no pertenecientes a la familia real. Los duques de Gandía fueron señores de Bairén hasta el reinado de Alfonso el Magnánimo, pasando entonces el castillo a la Corona. Alfonso III lo cedió a su hermano Juan, el cual lo entregó a su vez, a su hijo, el príncipe de Viana, a cuya muerte, pasó a su segunda esposa Juana Enríquez. Juan II lo entregó a la ciudad de Valencia, en garantía de un préstamo, pasando a la familia Borja, en 1485, al cancelar la misma deuda. En el siglo XVII el castillo se encontraba en ruinas. A finales del siglo XVIII se suprimió el culto en la ermita que había en él y que ahora está desaparecida.