Castillo de Aznalmara

Sobre un impresionante cerro de 523 m de altura. Está 5 km al Noroeste de Benaocaz y a un kilómetro tan solo de la pedanía de Tavizna. Es perfectamente visible durante un largo tramo de la carretera de Ubrique a El Bosque. Se encuentra en el interior de una finca privada. También es llamado Castillo de Tavizna.

Para comenzar el ascenso podemos llegar con vehículo hasta el Pontón de Tavizna, al Norte del castillo. Desde aquí, se inicia un buen sendero que, tras cruzar el río y a su vera, va rodeando todo el cerro hasta llegar a su vertiente meridional, que es por donde se puede subir. No existía señalización de ningún tipo en el momento de nuestra visita (octubre 2025). Tan solo algunos mojones de piedras colocados por anteriores caminantes. Por otra parte, hay que cruzar el río brincando entre las piedras. En caso de subida del nivel del agua no se podrá cruzar.

El castillo está en la más completa ruina, abandonado y totalmente olvidado.

Sector oriental. Es el más elevado, donde se alza la torre del Homenaje.

Restos de una puerta en recodo. La primera que nos encontramos. Da paso a un recinto que pudiera ser un albácar.

 

 

Vertiente meridional. Por aquí se entra al castillo pues es el único lugar en que las rocas no son verticales.

Castillo roquero de planta irregular adaptada al espacio disponible entre las rocas. Se pueden distinguir dos recintos, el castillo propiamente dicho y, al Este, el albácar. En el punto en que se juntan los dos, en la mayor altura, se alza la gran torre del Homenaje. Tiene una longitud de 140 m y una anchura máxima de 55, encerrando una superficie de 5.000 m2 aproximadamente. La subida se realiza por medio de un largo y empinado zig-zag hasta llegar a una puerta en recodo que da paso al albácar. Y desde aquí hay otros dos accesos, uno que penetra el Homenaje y el otro el recinto del castillo. Las puertas están defendidas por aspilleras. Cuenta con dos aljibes, uno de gran tamaño (10 x 7 m) y el otro en medio del patio y del que quedan los arranques de la bóveda que lo cubría.

En el extremo occidental existe una plataforma pentagonal con una curiosa rampa, todo preparado para el fuego artillero. Seguramente se construyó durante la ocupación napoleónica. Debió ser impresionante el transporte de los cañones hasta estas altas cumbres.

El muro perimetral tiene un espesor de 1’2 m. Toda la fábrica es de mampostería de piedras calizas de gran tamaño. Algunas partes del muro están formadas incluso por la propia roca del montículo en el que se encuentra. Pero también se observan restos de ladrillo en determinadas zonas.

 

 

 

Puerta del castillo.

 

 

 

 

Aljibe mayor.

 

 

 

Aljibe menor. Todavía conserva parte de su bóveda.

 

 

 

Torre pentagonal con la rampa para la artillería.

Torre del Homenaje. No responde a la estructura habitual debido a su preparación para el fuego artillero en el siglo XIX. Sus muros tienen un grosor de dos metros. La torre del homenaje se encuentra sin cubierta, siendo de planta cuadrada, con un acceso muy dificultoso, empinado y acodado. En uno de los ángulos de la torre se abre una pequeña cisterna en el suelo. Conserva todavía parte de sus almenas. No obstante, parece que sean los restos de las troneras del piso superior que semejan almenas. Esta torre presenta tres saeteras en los flancos Sur y Este y otra en el lado Norte. En la parte izquierda de la cara Norte de esta estructura se abre un vano con un arco de ladrillo que podría ser una poterna. Contó con dos plantas separadas por un forjado de madera. Tiene una pequeña puerta que da hacia el albácar.

Este castillo fue construido por los almohades a principios del siglo XIII sobre restos ibéricos y romanos. Fue conquistado por las tropas castellanas en 1410 acaudilladas por el infante don Fernando, quedando como alcaide Pedro Mateos de Palacios al haber mostrado gran valentía durante la conquista junto a sus gentes de Arcos. Nuevamente en manos nazaríes, y tras muchas escaramuzas e incursiones, fue definitivamente reconquistado en 1485 por el marqués de Cádiz. Se ha planteado que en el repartimiento llevado en el Señorío en 1502, por parte de la duquesa de Arcos, doña Beatriz de Pacheco, Aznalmara no se repobló, quedando la fortaleza deshabitada y ab­sorbida su población por la villa de Ubrique. Abandonado durante siglos, fue ocupado por los franceses durante la Guerra de la Independencia, de la que salió en total ruina.

Sector occidental del castillo.