Castillo de Ateca

El castillo se alza en el casco urbano del pueblo, sobre una colina rocosa en las inmediaciones de la unión de los ríos Jalón y Manubles. En el pasado fue un lugar muy estratégico, pero en la actualidad ha quedado desdibujado por la expansión urbana.

Desde luego que parece cualquier cosa menos un castillo. Durante la Primera Guerra Carlista, parte del castillo fue transformado en un fuerte fusilero. Prácticamente, esto es lo único que se ha conservado. Y en el año 2005 sufrió una dura reforma bastante anacrónica para transformarlo en hotel, función que todavía sigue desempeñando.

Frente occidental.

 

 

 

El castillo visto desde la entrada de Ateca por la carretera N-II. Delante, está la Torre del Reloj sobre una de las torres del castillo. Detrás, asoma el campanario de la iglesia.

 

 

 

Estado en que se encontraba antes de su transformación en hotel.

En su origen fue un castillo de planta irregular y grandes dimensiones. Se dice que tuvo una superficie diez veces superior a la del castillo actual. Incluso la iglesia quedaba en el interior del recinto. Los muros terminaban en forma de vértice en su extremo oriental, lugar donde aparecía una torre de planta cuadrada. Sobre esta torre se levantó en el siglo XVI la Torre del Reloj, de estilo mudéjar. Está torre, como se puede apreciar claramente, está inclinada, pues se inclinó durante su construcción y no se reparó. Puede que entre las casas cercanas queden algunos muros ocultos. En su flanco occidental aparece la diminuta puerta que tuvo foso y puente levadizo. La puerta está flanqueada por dos torreones mimetizados que apenas se aprecian. En la restauración se han mantenido las numerosas aspilleras y los voladizos superiores. Está construido principalmente por mampostería apoyada directamente en la roca que le sirve de cimentación. En algunas zonas se recrecieron los muros con tapial, hoy prácticamente desaparecidos.

Flanco Norte.

Castillo musulmán que en el siglo X pertenecía a los Banu-Timlat. Fue conquistado por el Cid en 1081 durante su marcha al destierro, e incorporado definitivamente para el Reino de Aragón por Alfonso I el Batallador en 1120, tras la batalla de Cutanda. Posteriormente tuvo importancia en el siglo XIV durante la guerra de los Dos Pedros, siendo reforzada la fortificación en 1357 y siendo conquistado por las tropas Pedro I de Castilla en 1362, pasando a toda la guarnición a cuchillo, tras haber resistido dos días los ataques de los castellanos. En el siglo XV, con las nuevas guerras entre Castilla y Aragón, el rey Juan II de Castilla, en 1427, intentó tomar el castillo sin éxito. En 1448, tras haber destruido Torrijo de la Cañada, Horcajo, Monubles y Villalengua, Juan II decidió no atacar el castillo de Ateca por estar pertrechado con las bombardas que habían usado los de Calatayud en 1427.  Desde esa fecha poco se sabe del castillo hasta 1837, fecha de la última reforma del castillo, que fue impulsada por Pedro de Ybarreta para adecuarlo a las necesidades de la Primera Guerra Carlista. En 1920, debido al mal estado del puente, se rellenó el foso. Debido a su mal estado, en 1939 se derribaron los lienzos que lindaban con casas para evitar desprendimientos. Y en el año 2005 se transformó en hotel.

La Torre del Reloj se asienta directamente sobre la roca.

Flanco meridional del castillo, ligeramente ataludado.

Por Ateca pasó el Cid y así es nombrado en el Cantar:

 

Otro día moviós     mío Çid en de Bivar

E pasó a Alfama,     la Foz ayuso va,

Passó a Bovierca     e a Teca que es adelant,

E sobre Alcoçer     mío Çid iva posar

En un otero redondo     fuerte e grand

Acerca corre Salón,     agua nol puedent vedar

Mio Çid don Rodrigo     Alcoçer cueda ganar

(versos 550-557)

 

Los de Alcoçer     a mío Çid yal dan parias

E los de Teca     e los de Terrer la casa

A los de Calatauth     sabet ma´les pesava.

Allí llogó mio Çid     complidas quince semanas

(versos 570-573)

Flanco Sur.