De situación desconocida, probablemente en el casco urbano. Sabemos de su existencia por su nombramiento en documentos antiguos.
Jaime I donó el castillo a Rodrigo de Lizana junto con tres castillos más que guardaban el paso de las montañas, frontera entre los reinos de Castilla y Valencia. De todas estas fortalezas se desconoce su posición pues fueron abandonados en fecha muy temprana. Incluso el castillo de Atava, antecesor de la población actual, es casi una leyenda.