Castillo de Aledua

A un par de kilómetros al Norte del pueblo, en la margen izquierda del río Magro. Se puede llegar a él con vehículo. Basta para ello seguir los caminos que visualmente conducen en su dirección. No hay pérdida.

Mal estado. Su deterioro es constante y no se hace nada por remediarlo.

Pequeña fortaleza compuesta por una gran torre de planta cuadrada rodeada por un recinto de forma irregular que ocupa una superficie de 300 m2. La torre cuenta con cinco niveles o pisos. El inferior es un sótano, luego tres plantas de cámaras y encima, la terraza, que conserva el parapeto y vestigios de almenas. Tiene la entrada en alto, situada en el frente Sureste. En este mismo frente aparecen unas ventanas y en los otros, saeteras. El recinto externo, realizado en tapial, rodea la torre en forma un tanto irregular. Solo conserva un cubo, en el ángulo Sureste.

 

 

 

El castillo visto desde el Norte. Al fondo la población de Llombay.

Aledua procede del árabe (al-adwa) que significa “orillas de un río”. Aparece documentado por primera vez en el Llibre del Repartiment en 1237, como alquería árabe. En 1256 se nombra la torre de Aledua en el testamento de Pere de Monteagut, señor de Carlet. En el siglo XIV pertenecía a los Centelles, quienes en 1494 lo vendieron al duque de Gandía, Juan de Borja, el cual obtuvo de Carlos I el título de marqués de Llombay. La ruina del castillo comenzó al mismo tiempo que fueron expulsados los moriscos que habitaban la puebla en 1609. Sus 40 casas quedaron abandonadas y, aunque en 1625, Carlos de Borja otorgó carta-puebla, Aledua ya no volvió a ser habitado. En diferentes épocas perteneció a Alfarp y Alginet, terminando en término de Llombay.