En el Cerro de San Cristóbal, de 1.030 m. de altura, dominando el pueblo desde el Oeste. Es fácilmente accesible desde el cementerio al que se puede llegar con vehículo. Forma la estampa característica de Alcaraz desde la carretera general que pasa a sus pies, paso natural desde la antigüedad.
Muy mal estado. Por historia y por tamaño es una de las grandes fortalezas españolas, pero ahora es un triste recuerdo de lo que fue. En nuestra visita del año 2009 comprobamos estupefactos, como se llevaba a cabo la ampliación del cementerio sobre los terrenos del castillo, con excavadoras y sin estudios arqueológicos, arrasando con cuanto se ponía al paso. También era reciente el derrumbe de dos lienzos en el flanco Norte.
Gran fortaleza más o menos rectangular, orientada al Noroeste-Sureste, con diversos recintos internos, hoy casi todos desaparecidos, y dos bastiones avanzados en los ángulos Sur y Sureste. Mide 210 x 115 metros y ocupa una superficie de 264.000 m2. En los otros dos ángulos tan solo había torres ligeramente avanzadas unidas por un antemuro o coracha. El centro de la fortaleza, a nivel superior, estaba ocupado por el recinto interno o alcazarejo, con la torre del Homenaje. Pero de él solo quedan dos grandes torres de base cuadrada de 4’50 m. de lado y 10 m. de altura, unidas por la parte superior. Son macizas hasta 7 m. del suelo y en su coronamiento hay restos de sendas cámaras, alojamientos de los defensores que guardaban la entrada al último recinto, situado sobre el lomo rocoso, tapizado de hierba, al Noreste de las torres. Dichas torres son lo única que queda del alcázar islámico.
Vista anterior y posterior de las torres del recinto musulmán. En una de ellas se aprecia la situación del cementerio.
Único lienzo conservado del alcázar musulmán
Lienzo Noroeste: Se conserva prácticamente completo. Mide 80 m. de longitud con fuertes torres en los ángulos y tres cubos intermedios más pequeños. La torre mejor conservada se encuentra en el ángulo Norte, rectangular de 7’50 x 6 m, con cámara interna de tres plantas y ventanas al Noroeste y Noreste. Conserva 5 m. de altura, pero está en muy mal estado. Los cuatro flancos se abren hacia fuera y terminaran cayendo cada uno en una dirección. Ante ella se alza otro torreón semicircular, posible albarrana. Los cubos intermedios son cuadrados de 2 m. de lado y también están en muy mal estado. El torreón del ángulo Noroeste se ha derrumbado. Aún hay restos de la torre avanzada situada ante él.
Lienzo Noroeste. En primer término la torre Norte.
Lienzo Noroeste desde el ángulo Oeste.
Estado en que se encuentran los cubos intermedios del lienzo Noroeste.
Torre Norte desde el exterior e interior del castillo. Se observa la diferencia de altura y las grietas que separan peligrosamente los lienzos hacia el exterior
Ángulo Oeste desde el interior de la fortaleza. Se aprecian los basamentos de la desaparecida torre Oeste y, frente a ella, restos de la torre albarrana. En la foto de la izquierda, del 2009, se aprecia cómo se ha caído el lienzo derecho que todavía estaba en pie en nuestra primera visita en 2002.
Torre Norte, con la torre albarrana semicircular que la defiende.
Lienzo Suroeste: Muy largo. Conserva lienzos de gran altura, con antemuro. Aparecen vestigios de un muro que corre paralelo al lienzo Noroeste que debió aislar toda la zona Norte del resto del castillo. De los 200 m. que mide este lienzo están conservados unos 40. El resto son vestigios y cimientos. El antemuro o barrera se situaba a 5 m. de distancia y no muestra señales de cubos. Una buena parte de este frente ha sido aprovechado como pared para el cementerio, que ocupa toda la esquina Sur del castillo. Encontramos restos de siete cubos en este flanco, tres en la pared del cementerio, similares a los de la cortina Noroeste. En el ángulo Sur hay restos de un gran bastión avanzado que aprovecha una gran plataforma rocosa. Quedan restos de una torre y varias cortinas.
Lienzo Suroeste, con los escasos restos del antemuro, el arranque del lienzo que dividía en dos al castillo y, al fondo, la torre de la Cigüeña y el cementerio.
Restos del bastión Sur
Lienzo Suroeste desde el bastión Sur.
Lienzo Sureste: Es el peor conservado de los cuatro, destruido por el cementerio, por las antenas de TV y por la carretera. No obsta para que, en el ángulo Sur se sitúe la torre de la Cigüeña, la más fuerte de todo el conjunto. Tiene 9 m. de frente por 8’80 m. de lado y más de 10 m. de altura. En su frente Suroeste hay una puerta de buen material, de 2’3 m. de altura y un metro de ancho, situada en altura sobre el suelo. Externamente es de mampostería, pero en su interior hay una gran cámara abovedada de magnífica sillería de la que se ha derrumbado un sector. Tenía ventanas al Sureste y Suroeste. El cementerio ocupa 60 m. de este lienzo, con algunos tramos muy modernizados. En el ángulo Este, a nivel inferior que las antenas y al lado del camino hay otro torreón avanzado. Creemos que debió estar unido al bastión Sur por una cortina de la que se ve algún pequeño tramo acompañado por las líneas de nivel de la ladera, las cuales forman un escalón considerable.
Torre de la Cigüeña vista desde varios ángulos, y su interior, con la bóveda medio derruida.
Torre de la Cigüeña, ubicada en el ángulo Suroeste del castillo.
Extraño subterráneo situado en el interior del cementerio. Bien pudo ser un aljibe o una mazmorra del castillo.
Lienzo Noreste: Tiene una longitud de 160 m. con vestigios de cuatro cubos de similar tamaño y estructura que los del resto de la fortaleza.
Torre avanzada situada en el extremo Este. Es de planta cuadrada y es posible que estuviera conectada con el castillo por una coracha.
Toda la obra de este recinto es de mampostería cristiana del siglo XIII. Tan solo las dos torres internas de tapial pertenecían al antiguo recinto islámico, el alcázar, que fue arrasado por los habitantes de Alcaraz.
En la fotografía del año 2009 se aprecia cómo se ha derrumbado el arco de entrada a la torre, presente en el 2002
Histórico castillo árabe en el que tuvieron inexpugnable defensa los muslines desde el año 714 hasta 1213. Fracasaron en su conquista el rey Ordoño II en 900 y Alfonso de Castilla en 1182. Fue conquistado finalmente por el mismo Alfonso de Castilla en su segundo intento, en 1213, tras un sitio de tres meses y después de escalar sus muros los castellanos antes del ataque final, rompiendo las defensas musulmanas del flanco meridional. Alfonso atacó Alcaraz después de la victoria de las Navas, con el objeto de asegurar el dominio de la vertiente Norte de Sierra Morena. Para ello tomó Dueñas, Eznavexore y Alcaraz. Alfonso de Castilla cedió Dueñas a los Calatravos, y Eznavexore a la Orden de Santiago, pero conservó Alcaraz como concejo independiente, adelantado de Castilla frente al Islam. El rey le concedió el fuero de Cuenca y la población se organizó en cuatro parroquias. Alcaraz se convirtió así en uno de los enclaves medievales más importantes de España, llegando a dominar gran parte de las actuales provincias de Ciudad Real, Albacete y Jaén. Dada su situación fronteriza con la Orden de Santiago, dueña del Campo de Montiel, surgieron disputas por los límites, hasta que Fernando III fijó su alfoz en 1243. No cesaron los problemas pues fueron numerosos los enfrentamientos con Ferrán Fernández, comendador de la Orden. En su extenso término se construyeron numerosas fortalezas y lugares amurallados que luego fueron emancipándose. Durante el siglo XIV sufrió mucho a causa de la peste y la inseguridad reinante, guerras civiles, banderas nobiliarias y ataques musulmanes.
Debido a la gran riqueza y extensión del término de Alcaraz, numerosos nobles pretendieron sus tierras. Destacan las aspiraciones de Pedro Manrique, Gran Maestre de la Orden de Santiago, y de su hijo, quienes desde Montiel atacaron Villapalacios, Bienservida, Riópar y Cotillas, logrando que Juan II les cediera Matilla, Cenilla, Villapalacios y Bienservida. También don Juan Pacheco y su hijo Diego López, marqués de Villena, atacaron las tierras de Alcaraz, consiguiendo de Juan II la cesión de Munera, Lezuza y El Bonillo. Y don Alonso Fajardo, alcaide de Lorca, en connivencia con los musulmanes, arrasó en ocasiones las tierras del concejo. En 1471, don Juan Pacheco pidió al rey Juan II el castillo y villa de Alcaraz y éste se lo dió diciendo “Quisiera ser dueño de todo el mundo para saciar la avaricia de don Juan Pacheco”. Todas estas actuaciones inclinaron a los alcazareños al bando de los Reyes Católicos, esperando recuperar su término. Se rebelaron en 1475 contra el alcaide Martín de Guzmán, expulsándolo de la ciudad y sitiándolo en el castillo, que permaneció fiel al marqués de Villena. La situación resultó ser muy complicada. El marqués acudió en ayuda de los suyos pero los Reyes Católicos auxiliaron a la ciudad con tropas propias y otras de Rodrigo Manrique y Pedro Fajardo, viejos enemigos del marqués de Villena. El marqués tuvo que abandonar el sitio dejando al alcaide a su suerte por lo que éste tuvo que rendir el castillo. Los Reyes Católicos dieron a Alcaraz por este hecho el título de “Muy Noble y Leal”. Los vecinos, con permiso real, destruyeron el castillo para que ningún otro señor los pudiese dominar. En cambio, se reparó la cerca de la villa. Sorprendentemente, quedan grandes restos del castillo y casi nada de la cerca. Carlos I donó Alcaraz a la emperatriz Isabel, su esposa, en 1526.