Castillo de Alarcón

Alarcón se encuentra situado en uno de los lugares más sorprendentes y espectaculares de España. El río Júcar corre encajado entre muros de rocas verticales de unos 100 m. de profundidad, formando diversos meandros que forman dos curvas seguidas creando una larga S invertida. En uno de sus senos se encuentra la población, rodeada de agua por todas partes a modo de una isla, excepto por un estrecho istmo en su parte oriental. Aprovechando la orografía del lugar se levantaron toda una serie de elementos defensivos que, prácticamente, hacen invulnerable al pueblo y al castillo. Así pues, nos encontramos con tres recintos amurallados, parcialmente concéntricos, con tres fosos excavados en la roca y un castillo con una impresionante torre del Homenaje, debidamente escalonados para que no quedara ningún rincón sin batir. Otros muros cierran por completo el meandro sin dejar el menor hueco accesible. Repartidas por el meandro septentrional, hecho península también por el Júcar, y por la zona contigua, nos encontramos con tres torres fuertes, con sus corachas, fosos y recintos murados, a modo de pequeñas defensas independientes, con el objeto de dificultar el asedio o la instalación de máquinas de guerra.

Se encuentra situado en la parte más alta de la península que forma el meandro del río, a la entrada del istmo y dominando todas las defensas.

Magnífico estado. Fue restaurado de forma excelente por los arquitectos Manuel Sáinz de Vicuña e Ignacio Gárate para convertirlo en Parador Nacional de Turismo en 1966.

La puerta de entrada es la original. Se aprecian las gruesas chapas de hierro con que está forrada.

La Torre del Homenaje vista desde el interior del patio. Actualmente sus salas albergan habitaciones (suites) de gran lujo.

Fortaleza palaciega de gran volumen, de planta trapezoidal, en el que destaca su gran torre del Homenaje, de planta rectangular, sobre la masa uniforme del resto del castillo. Está coronada esta torre por una imposta con dentículos y almenas piramidales que le dan un aspecto renacentista. Internamente está muy modificado por las obras que lo transformaron en Parador. Cuenta con un pequeño patio central con galería porticada, con dos naves con arcos fajones apuntados y cubierta de viguería de madera. En la parte anterior aparece un foso que lo separa del pueblo. Está construído con mampostería reforzado con sillares en esquinas y dinteles.

 

 

Galería porticada que da al patio. Se ha restaurado recientemente con excesivo diseño moderno, añadiendo materiales impropios para un castillo.

La Torre del Homenaje, con su corsera renacentista, a modo de matacán corrido y sus almenas piramidales.

El castillo visto desde el Este, en el interior del primer recinto. A la izquierda se observa la Puerta de la Traición, que da acceso al segundo recinto por el Sur.

Por su estratégica situación fue poblado desde muy antiguo. Los romanos lo conquistaron a los celtíberos. Un hijo de Alarico la conquistó a los romanos dejándole su nombre de “Alaricón”. Fue importante plaza y fortaleza de los árabes dependiente de Tleitola (Toledo). En 784 fue refugio de Mohamed-el-Fehri, “el ciego”, hijo de Yusuf. A finales del siglo IX, el rebelde Aben Hafsun utilizó este castillo como baluarte de su usurpado imperio, pero vencido, acabaría refugiándose en Bobastro (Málaga). Alarcón fue conquistado a los musulmanes en 1184, por parte de caballeros extremeños al mando de Fernán Martínez de Ceballos, capitán del rey Alfonso VIII, tras un largo asedio de nueve meses. Fernán Martínez para la conquista, realizó la hazaña de escalar los muros apoyándose en dos dagas. Por ello el rey le premió autorizándole a llevar el nombre de su nueva plaza. Poco después sería atacado por los almohades, quienes no logrando conquistarlo y sufriendo graves pérdidas, llamarán en sus crónicas a este año de 1184, “el de Alarcón”. Alfonso VIII, años más tarde, donó la villa a la Orden de Santiago, la cual construyó en ella un hospital para la redención de cautivos. En 1305, en tiempos de la minoría de edad de Fernando IV será cedida, por la regente doña María de Molina, a la familia Manuel, en compensación por la pérdida de Elche en la guerra con Aragón. El infante Juan Manuel escribió aquí la mayoría de sus obras. La infausta infanta doña Constanza, hija de Jaime II y esposa de don Juan Manuel, nacida en Valencia en 1300, vivió aquí y murió a los 27 años en el castillo de Garcimuñoz. Posteriormente, pasó a poder del marquesado de Villena, época en que alcanzó su máximo esplendor, pues en esos años se construyeron y configuraron las actuales murallas y el castillo. Como baluarte de Juan Pacheco, marqués de Villena, se estableció aquí el bastión de resistencia frente a los Reyes Católicos, protagonizándose en el siglo XV muchas revueltas contra el poder de la Corona. En Alarcón se fundaron los famosos Tercios, que intervendrían decisivamente en la batalla de las Navas de Tolosa. Después de siglos de abandono y de llegar a la ruina, en 1966 fue restaurado como Parador Nacional, tras expropiarlo al último miembro de la familia propietaria, Rafael Álvarez Torrijos. Y aunque sus funciones ya no sean guerreras, todavía se alza altivo e imponente frente al paso del tiempo.

 

 

Puente actual sobre el foso. Antaño hubo uno levadizo.

 

 

Entrada al castillo tras pasar el puente. Defiende el paso la torre del Homenaje, cuya base se observa a la izquierda.

Arranque del lienzo Sur del segundo recinto, desde el castillo.