Castillo de Aixa

Entre los bancales y junto al mojón del vértice geodésico, sobrevive, a duras penas, las ruinas del aljibe.

Se encontraba en la cima de la Sierra de la Solana, a 606 m. de altura, dominando el caserío de la Llosa de Camacho y manteniendo un control visual sobre un extensísimo sector de la costa y con múltiples castillos y torres del interior montañoso. Se encuentra a unos cuatro kilómetros de Alcalalí y su acceso es algo complicado. La senda que nacía en la Llosa de Camacho se perdió y la actual, casi también, pues llega un momento que hay que seguir por las rocas en dirección al castillo que se divisa encima del monte.

Se encuentra en muy mal estado, prácticamente desaparecido.

 

Poco se puede decir sobre este castillo basándose en los escuálidos restos conservados. Tan solo queda un aljibe de 12 x 4’50 m. No sabemos por qué razón, en todas las fuentes consultadas lo toman como torre, pero claramente se aprecian los arranques de la bóveda que lo cubría y algunos restos del almagre con que se embadurnaban las paredes con objeto de impermeabilizarlo. Aparecen gran cantidad de fragmentos cerámicos en superficie desparramados por la ladera Sur, que es la utilizada para ascender.

Sierra de la Solana. En su cima descansa la fortaleza.

 

Debió de ser un asentamiento ibérico como lo demuestra el encuentro de cerámica de esta época en el siglo XIX. Luego, debido a su posición estratégica, fue utilizado por los musulmanes que le dieron el nombre de la esposa del profeta Mahoma. Antes de la conquista de Jaime I pertenecía al valí Hudayl Al-Sahuir hasta el año 1230  en que murió, heredándolo su hijo, Abú Abdalá ibn-Hudayl, más conocido como Al-Azraq. Muy pronto sería abandonado y olvidado, pues en el informe que Felipe II encargó, en 1561 a Giovanni Battista Antonelli, sobre todos los castillos de la costa, no existe ninguna referencia sobre él.

Exterior e interior del aljibe.