
En la calle Cervantes, adosada a la muralla. También es conocida como Casa de los Hoz.
En perfecto estado, es de propiedad privada y se usa como sede de un centro de enseñanzas artísticas.
Casa fuerte. La Casa de los Picos constituye un hito irrepetible. Su fachada es única. La casa se prolonga con amplia fachada frente a la Canaleja, y en la parte posterior, junto a la calle del Obispo Gandásegui, también llamada del Saúco, se conserva la torre fuerte, sin duda allí colocada ante posibles ataques que pudieran producirse desde aquella zona, dado que la de la Canaleja estaba bien protegida por su considerable altura de fachada. Sin olvidar que, junto a la puerta principal de la casa, estaba la Puerta de San Martín, de las murallas. Su posición, intramuros, formando ángulo recto con la puerta de San Martín obligó a la adopción de esta fuerte imagen de defensa del acceso, aunque la tradición popular lo atribuya al hecho de haber pertenecido anteriormente a un judío o al verdugo de la ciudad por lo que la casa tenía ya una denominación que, con gran astucia, el nuevo propietario cambió para siempre al cubrir toda la fachada de agudas puntas de diamante. El acceso al patio es en codo, para evitar la entrada rápida y directa del atacante. Una vez en el interior, nos encontramos con un patio pequeño, porticado en tres de sus lados mediante cinco columnas poligonales de piedra caliza, procedentes de la reforma ejecutada por López de Ayala a mediados del siglo XV.

Gran torre defensiva de la Casa de los Picos.
En la fachada principal, sobre la puerta, aparece el escudo de la familia De la Hoz, pues hacia 1500, Juan de la Hoz adquirió el edificio a Pedro López de Ayala, primer conde de Fuensalida, que tuvo en él, en el siglo XV, su tenencia y alcaidía. A este último se le atribuye la construcción de la fachada a base de sillares de granito tallado a punta de diamante. Esta particularidad hizo que se le atribuyera el nombre de Casa de los Picos, que ya era reconocido oficialmente en 1555 según consta en un documento del Emperador. Desde tiempo antes de la guerra entre 1936 y 1939, el edificio fue propiedad del Círculo Mercantil, una entidad recreativa de gran solera, de la que posteriormente pasó a los sindicatos del anterior régimen, en cuyas dependencias estuvieron sus oficinas. Por último, el edificio pasó a convertirse en Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, para cuya instalación hubo de efectuarse una remodelación interior completa.