En primer término, la torre. Al fondo, Alpatró.
Sobre un puntal rocoso cortado a pico por dos barrancos y abocado a la Rambla Gallinera enfrente mismo del caserío de Alpatró. Desde el pueblo hay un camino que cruza la rambla y asciende por un estrecho pasadizo, pero, en el momento de nuestra visita en el año 2000, había sido invadido por la maleza y era impracticable. Nosotros hemos tomado la ruta opuesta, descendiendo desde el camino de Villalonga que discurre por la Sierra del Almirall. Hay una estrecha pista que conduce a un campo de almendros. Desde aquí, por el cordal, llegaremos a la torre.
Muy mal estado. Está desmochada y aparece adosada a unas pequeñas construcciones ganaderas.
En el pasado, la torre fue convertida en vivienda y almacén de aperos agrícolas.
Es llamada por los vecinos “el Castellot”. Se trata de una torre de vigilancia y defensa que tenía como misión albergar a los habitantes de la aldea morisca de Alpatró en caso de peligro. Está situada en una escarpada meseta bordeada de grandes escarpes por todos sus lados excepto por un estrecho entrante en la peña. En dicho entrante se encuentra la entrada y sobre ella, la torre. Su fábrica es el tapial, aunque tiene añadidos modernos de mampostería. Sus muros tienen un espesor de 85 cm. Y su planta es cuadrada de 7 m de lado. Es de propiedad particular y su puerta está cerrada, pues el dueño mantenía una pequeña granja en la torre y meseta contigua, aunque ya ha quedado todo abandonado. A sus pies pasaba el antiguo camino morisco, hoy perdido, que unía la Vall de Gallinera con Gandía.
Se aprecian los escarpes que cortan a pico las paredes de la peña. En la parte superior asoma la torre, defendiendo su entrada sobre un corte en la roca que le servía de foso natural.