Castillo de Santiago de la Torre

Se encuentra en un enclave de San Clemente, entre tierras de El Provencio y Las Pedroñeras. La distancia con San Clemente es de 13 km y con El Provencio de tan solo cinco. Geográficamente se sitúa en la margen izquierda del río Záncara, en una llanura manchega, en el lugar de una antigua aldea homónima, que tras su desaparición fue anexionada al municipio de San Clemente por su condición de cabeza de partido judicial.  Es popularmente conocido como Castillo de Santiaguillo.

El ayuntamiento de El Provencio, tras un pacto con el de San Clemente, llegó a un acuerdo en el año 2018 con la mayor parte de los dueños del castillo, originarios de esta población, para que donasen la propiedad al pueblo, con el fin de proceder a su rehabilitación. Las obras comenzaron en el año 2021.

Su estado es auténticamente lamentable (septiembre 2025). En total ruina y degradación. Ni siquiera está declarado Bien de Interés Cultural ni está protegido por ninguna figura jurídica. Sus numerosos propietarios (hasta 81) han dividido y transformado el castillo durante siglos, adoptándolo para los más diversos usos. No obstante, hace muchos años que está abandonado y ha sufrido expolios y actos de vandalismo de todo tipo. El colmo llegó en el año 2011, cuando se derrumbó un sector del lienzo de la muralla. A pesar de esta desgracia, eso fue el detonante para que un pequeño grupo de personas comenzaran la recuperación del castillo.

Durante nuestra visita hemos podido comprobar que las obras de consolidación ya han comenzado en el edificio palaciego oriental. No olvidemos que todavía hay propietarios que no han donado su parte. En esos lugares no se puede intervenir. La visita al resto del castillo puede ser  peligrosa, debido a los desplomes constantes, especialmente en días de viento o lluvias.

Esquina Suroeste.

 

 

Puerta principal. Ignoramos si tuvo más. Las dovelas han sido expoliadas. El matacán corre serio peligro de caer.

 

 

 

Interior de la puerta principal.

 

 

 

Patio interior. Repleto de construcciones modernas en estado de ruina total adosados a la muralla.

Castillo peculiar situado en una llanura. Aunque no parece lugar muy propicio, está en un antiguo cruce de caminos de gran importancia en la antigüedad. Consta de una gran torre del Homenaje rodeada de un recinto de planta trapezoidal (cada lado tiene una longitud diferente), con un recodo o retranqueo en la esquina Sureste, que es donde se sitúa la puerta.  Está defendida por un vistoso matacán en muy mal estado, que puede caer en cualquier momento. Ocupa una superficie aproximada de 1.950 m2. Un cubo circular defiende cada una de sus cinco esquinas, siendo el que está situado en la esquina Oeste el de mayores dimensiones y más antiguo. Aparecen diversas aspilleras repartidas por sus muros. Tanto los muros del recinto como los de la torre del Homenaje estaban coronados por almenas, pero se han perdido en su mayor parte. Adosados a sus muros, tanto por el interior como por el exterior, se levantaron edificios, casas, corrales y pajares, que conllevó la apertura de numerosas ventanas y diversas puertas. Algunas de estas edificaciones ya se han caído y el resto, está en espera de ser derribadas y liberar los muros del castillo.

Exenta y desplazada hacia el Sur del recinto se alza la enorme torre del Homenaje, de planta rectangular (12 x 9 m). Es la construcción más antigua del castillo, realizada con gruesa mampostería en los paños y sillería en esquinas y vanos. A la torre se penetraba originalmente por una pequeña puerta situada en altura que daba paso al primer piso. Hoy está parcialmente cegada y se penetra a la torre por un hueco moderno. La torre consta de tres plantas y un sótano en el que estaba un lóbrego calabozo al que se accedía desde el primer piso. Las ventanas de la torre ofrecen una gran diversidad de diseños, en su mayoría geminadas con arcos apuntados, trilobulados ojivales, escarzanos o carpaneles. Algunas tienen aristas sogueadas, e incluso hay ventanas polilobuladas a las que parecen faltarles los roleos que decorarían el interior de los arquitos.

Esquina Sureste, retranqueada. Parte de este lienzo se derrumbó en el año 2011.

 

 

 

Parte superior del matacán.

Lienzo oriental. Con una longitud aproximada de 23 m alberga el edificio palaciego, lugar donde han comenzado las obras de restauración.

Ventanas con festejadores.

 

Cubo oriental.

Adarve.

Frente oriental al completo.

Perteneció inicialmente en el siglo XIII a la Orden de Santiago, así como al Marquesado de Villena y a los Reyes Católicos. Hasta 1434 la aldea de Santiago de la Torre era conocida como El Quebrado o Santiago el Quebrado. El nombre de Santiago de la Torre aparece por primera vez en 1436. Rodrigo Rodríguez de Avilés, recibió en donación Santiago el Quebrado por el concejo de Alarcón el 13 de noviembre de 1404, junto con el despoblado de Martin Ovieco.

Rodrigo Rodríguez de Avilés sería capturado en la frontera con el Reino de Granada, cuando fue a socorrer el castillo de Huércal. Era el año 1407 y para pagar el rescate tuvo que vender su aldea junto con su señorío al doctor Pedro González del Castillo en el año 1428. Este señor es el que se cree que levantó la primera torre, porque a partir de 1443 este lugar cambia de nombre y es llamado Santiago de la Torre. Desde su concesión al doctor Pedro González del Castillo pasó a tener la condición de villa presentando jurisdicción propia e independiente.

El doctor Pedro González del Castillo Portocarrero es el primer señor de Santa María del Campo Rus y de Santiago de la Torre. Fue tal su aprecio por la villa, que pidió ser enterrado en la iglesia de Santiago de la Torre. El señorío duró hasta mediados del siglo XVI. Santiago de la Torre fue comprado por don Alonso Pacheco y Guzmán en mayo de 1590. Don Alonso fundó nuevo mayorazgo con estas propiedades, que de este modo, con sus avatares y disputas familiares, quedaron convertidas en la finca de los Pacheco de San Clemente. Los Pacheco reformaron el castillo y lo dejaron como casa-palacio solariega. Para ello perforaron los lienzos para hacer ventanas, techaron y anularon sus adarves, abrieron vanos y generaron un volumen de habitaciones en dos pisos con chimeneas de yesería, artesonados sencillos de madera y suelos de ladrillo.

Esquina Norte y frente Noroeste, de 38 m de longitud. Cuenta con un largo edificio adosado al muro.

 

 

 

Interior de la torre Norte, convertida en palomar.

Torre Oeste y muro Suroeste, de 41 m de largo.

 

 

 

Interior del lienzo Suroeste, también con un edificio adosado.

 

 

 

Antigua puerta abierta en el muro Suroeste, al borde del colapso.

Alonso Pacheco y su mujer Leonor de Armenta murieron, y la sucesión recayó en su hija Beatriz, casada con su primo Juan Pacheco Guzmán, caballero de Calatrava. Un hombre débil, al que el pueblo consideraba como un pelele en manos de su madre. A su muerte, se inició un pleito por la posesión del mayorazgo, anuncio del principio de la decadencia de la aldea y el castillo. En 1649, Santiago es una villa con unos señores ausentes, explotada por renteros. En esta época los vecinos de Santiago no llegan a superar la media docena y gran parte de la explotación de sus tierras es llevada a cabo por renteros de El Provencio. La casa-castillo estuvo en manos de la familia Pacheco hasta el siglo XIX, con la abolición de los señoríos.  Las diferentes desamortizaciones que se produjeron en este periodo hicieron que la aldea y el castillo se subdividieron entre diversos propietarios. Para separar las diferentes propiedades se levantaron tapiales al modo tradicional que dividieron el palacio y el patio de armas de la fortaleza en propiedades diferentes adaptadas a los usos agropecuarios. La torre del Homenaje y alguna de las otras torres se convirtieron en palomares. Las sucesivas generaciones fueron adaptando las diferentes viviendas independientes a los nuevos tiempos, realizando reparaciones con materiales industriales, añadiendo azulejería, ladrillos modernos y pasando a ser usado más como almacén para maquinaria de labranza que como vivienda.

El 24 de febrero de 2018, un acuerdo entre el ayuntamiento de San Clemente y el de El Provencio, permitió realizar un análisis histórico y arqueológico general del complejo, valorando sus patologías y necesidades para una eventual restauración. El 15 de agosto de 2018, el ayuntamiento de El Provencio anunció que se había conseguido un acuerdo con gran parte de los dueños del castillo para que fuera donada su parte a El Provencio para que se encargaran de acometer la imprescindible restauración. El 14 de agosto de 2022 El Provencio adquirió la torre del Homenaje por lo que actualmente la propiedad del castillo por parte del consistorio asciende al 90% de la propiedad. De momento, en las obras que se han acometido se han gastado 400.000 €.

Puerta de la torre del Homenaje, en altura y parcialmente cegada.

Lamentable estado del interior de la torre del Homenaje.

 

 

Se han perdido los forjados de la torre, quedando totalmente hueca. Han quedado los restos de su pasado como palomar.

 

 

 

Subterráneo en una de las salas del castillo.

Frente Sureste, de 35 m de longitud.